UNA PUJANTE OPOSICIÓN Y EL PSOE A LO SUYO
Artículos de
Opinión | Francí Xavier Muñoz * | 23-10-2012 |
El término
“oposición” tiene varias acepciones en política. Se entiende por “oposición”
todo el arco parlamentario que queda tras el partido vencedor en unas
elecciones. También se reduce el término “oposición” al segundo partido más
votado y a su dirigente se le concede normalmente el título de “líder de la
oposición”, especialmente desde la reforma que introdujo Felipe González para
intentar conformar un Parlamento a la británica y reconocer en aquel entonces a
Manuel Fraga con el premio de consolación de representar formalmente a todos
los partidos que quedaban fuera de la mayoría de gobierno en ciertos actos
institucionales. Si nos atenemos a esta segunda acepción, nos encontramos con
que el “líder de la oposición” en Galicia y País Vasco sería esa “mayoría
silenciosa” –que diría Rajoy- que ha expresado, sin embargo, alto y claro su
opción política preferida en las últimas elecciones autonómicas en esas
comunidades. Así, gallegos y vascos han dotado a la abstención de un alto
contenido político que, sin embargo, partidos y tertulianos han preferido
obviar en sus detallados análisis y comentarios. Sin embargo, este dato es muy
relevante pues en las últimas elecciones generales y autonómicas la abstención
ocupó el cuarto lugar en las preferencias de los electores, lo cual revela que
la desafección de los españoles hacia la política y sus representantes sigue
creciendo a velocidad imparable.
El partido
más afectado por esta creciente y abultada abstención es, precisamente, el
partido que más ha descendido en apoyo electoral en estas últimas elecciones
gallegas y vascas, es decir, el PSOE, que continúa su trayectoria descendente
iniciada en las elecciones autonómicas y generales de 2011 y en las andaluzas
de 2012. Sin embargo, y aunque pueda parecer sorprendente, la dirección federal
del PSOE no entona el mea culpa, de momento, y se agarra al clavo ardiendo de
la lectura sesgada de los datos para obtener lo poco de positivo que haya en
ellos, esquivando lo mucho de negativo que revelan. La rueda de prensa de su
vicesecretaria general, Elena Valenciano, ha sido todo un ejercicio de
funambulismo político que quedará en los anales de la impostura y la cerrazón
partidista.
Elena
Valenciano ha dicho que “las voces críticas en el PSOE son las de siempre”,
refiriéndose quizás a las voces críticas que llevan siendo silenciadas desde
hace años y que reclaman un contenido socialdemócrata a las políticas
económicas que ha venido implementando el PSOE cada vez que ha tenido ocasión
de gobernar. Hay un dato incuestionable en Galicia: de los siete diputados que
pierde el PSOE, cuatro se van a Alternativa Galega y tres al Partido Popular,
es decir, cuatro a la izquierda y tres a la derecha. Datos así se pueden
contrastar en casi todas las últimas elecciones, lo que demuestra que el PSOE
sigue teniendo dos almas: una, de izquierdas, socialdemócrata e incluso a veces
socialista; otra, de centro, liberal e incluso a veces de derecha moderada, la
familia social-liberal integrada por los liberales sociales o progresistas.
Elena Valenciano, al despreciar esas “voces críticas de siempre” no parece caer
en la cuenta que esas voces no son solo el reflejo de una militancia interna
sino también de los votantes que se sienten representados por esas voces y que
abandonan al PSOE en las urnas.
En lugar de
hacer autocrítica, la dirección federal del PSOE se enroca, en palabras de
Valenciano, en el “ciclo electoral negativo” iniciado en las autonómicas de
2011, obviando por supuesto que ese ciclo lo comenzó el giro copernicano que
aplicó Zapatero a su política económica en mayo de 2010, exigiendo sacrificios
a los colectivos más numerosos que dependían de los Presupuestos Generales del
Estado y excluyendo de dichos sacrificios a los colectivos privilegiados que viven
de sus altísimas rentas. El “ciclo electoral negativo” al que alude Valenciano
tiene nombre y se llama “Zapatero y su coro silencioso”, que fue incapaz de
enmendar la plana al presidente del Gobierno y secretario general del PSOE;
“coro silencioso” del que por cierto formaba parte la señora Valenciano.
Sigue
diciendo la vicesecretaria general del PSOE que “estos resultados no son una
evaluación porque siempre han perdido allí más que han ganado”, refiriéndose a
Galicia y País Vasco, con lo que parece despreciar no solo las ocasiones en que
“allí” han podido gobernar sino, lo que es más grave, los buenos resultados que
“allí” han cosechado en otras elecciones, especialmente generales y
municipales. Todavía recuerdo el éxtasis del PSOE por los resultados del País
Vasco en las generales de 2004 y 2008, cuando el PSOE se asentaba como la
segunda fuerza política y granero de votos para Zapatero. El análisis de
Valenciano es el típico que resulta de ver la botella medio llena en lugar de
medio vacía, pues los resultados actuales de “allí” ahora revelan un descenso
importante en número de votos y porcentaje, que es lo que hay que analizar para
“evaluar” la acción de gobierno y la acción de oposición tanto en uno como en
otro territorio. De una evaluación correcta de los resultados el PSOE puede
deducir que su apoyo electoral en ambas comunidades autónomas ha pasado del 30
al 20%. No se trata de confirmar que “allí” casi siempre pierden sino de ver
por cuánto pierden, señora Valenciano.
Continúa
diciendo la número dos del PSOE que no “se puede cuestionar la dirección
federal cada vez que el partido pierde pues no habría estabilidad”, comparando
estas últimas pérdidas electorales con cualesquiera otras habidas antes de
2011. Craso error, pues el batacazo en las autonómicas y generales de ese año
le reportó al PSOE los peores resultados de su trayectoria electoral desde
1977. Tendencia que continuó con Andalucía, donde perdió las elecciones por
primera vez, y ahora en Galicia y Euskadi, donde recoge un apoyo electoral en
torno al 20%, que parece más un punto de inflexión hacia abajo que hacia arriba
si no se cambian pronto las políticas y los dirigentes que las defiendan. Por
tanto, señora Valenciano, no se trata de cuestionar una dirección federal cada
vez que se pierde sino por cada vez que se pierde con peores resultados. El
PSOE, desde la elección de esa dirección federal, no remonta ni siquiera un
poquito sino que va a peor, cada vez perdiendo más apoyos y dejando de ser el
referente político de la izquierda urbana, de la izquierda activa y de la
izquierda transformadora.
Finalmente,
ha habido una frase de Elena Valenciano que a mí, particularmente, me ha dejado
muy preocupado. Ha dicho que “los resultados deben acelerar la transformación
programática del partido”, pero no ha aclarado para qué, si para reconstituirse
en el partido referente de la izquierda española o para ser alternativa de
gobierno al PP y, por tanto, competir por su electorado liberal. Quizás algunos
en el PSOE ya hayan llegado a esta conclusión y de ahí su cierre de filas ante
sus dirigentes actuales para preservar la pata amable, social, del capitalismo
salvaje liberal que nos atenaza. El PSOE se convertiría así en la otra cara de
la moneda de la democracia liberal, un partido que representaría solo a las
clases medias e incluso a las privilegiadas.
* Francí
Xavier Muñoz, miembro promotor de Iniciativa Socialista de Madrid y de
Construyendo La Izquierda
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