De recortadores y recortados
Artículos de
Opinión | Esther Vivas | 27-10-2012 |
Nos han
recortado por encima de nuestras posibilidades. Y aún nos pueden recortar más.
De hecho, nos recortarán hasta dejarnos en pañales o en pelotas. La avaricia no
tiene límites. De eso va el capitalismo, de buscar beneficios sin cesar. Así lo
ha demostrado el gobierno del PP, y en su momento el gobierno del PSOE. El
dogma neoliberal, la dictadura de los mercados, se impone. Y los Presupuestos
2013, que se debaten esta semana, apuntan en esta dirección.
Y es que el
mundo se divide entre recortadores y recortados o entre, lo que es lo mismo,
los de arriba y los de abajo, el 1% versus el 99%. Unos pocos mandan, a los
otros, se supone, nos toca obedecer. Los primeros se benefician de la crisis, a
pesar de haberla creado, los segundos pagamos sus platos rotos.
Han
recortado tanto que cuesta hacer inventario. Sanidad, educación, derechos
laborales, ayudas públicas diversas, etc., etc. y etc. ¿Lo vemos en detalle?.
Sanidad, en
venta. Sufrimos una contrarreforma sanitaria que nos hace retroceder tres
décadas. Se acabó la atención sanitaria universal, se reducen las prestaciones
sanitarias básicas, se privatiza el servicio público de salud. Dos grandes
medidas. Primera, el copago farmacéutico, o mejor dicho "repago",
volver a pagar aquello que ya hemos abonado mediante impuestos. ¿Los más
perjudicados? Pensionistas, rentas bajas y enfermos crónicos. Ser viejo y estar
enfermo es hoy un lujo sólo al alcance de unos pocos. Segunda medida, expulsar
del sistema sanitario a las personas inmigrantes sin papeles. En palabras de la
ministra de sanidad Ana Mato porque " traen a sus familiares a España sin
derecho a utilizar la sanidad". Mentira. Varios informes demuestran que
las personas inmigrantes gastan menos en sanidad que las autóctonas.
Conclusión: no sólo nos enfrentamos a medidas profundamente regresivas sino
absolutamente racistas y xenófobas.
SOS
Educación. Aumenta la jornada laboral del profesorado, recortan su salario y
multiplican, en un 20%, el número de alumnos por aula. A parte, miles de
interinos a la calle. A las y los estudiantes universitarios se les incrementan
las matrículas en un 50% y las condiciones para obtener becas se endurecen. A
las madres y padres les piden, en Catalunya y Madrid, unos 3€ para que sus
hijas e hijos puedan llevar el tupper al cole. Y para colmo: pagar más por los
libros de texto y el material escolar. Sinwertgüenzas.
Y, ¿dónde
están mis derechos laborales? Ecoeco. Gracias a la última reforma laboral,
despedir resulta más barato, se facilitan los EREs y se precarizan, aún más si
cabe, las condiciones laborales. ¿Pagar por trabajar? Pronto dejará de ser un
sueño de empresarios, si nada cambia, para convertirse en una realidad. O que
se lo digan a tantos becarios con trabajo... gratis. Y las prestaciones por
desempleo a la baja, faltaría. Los parados "¡qué se jodan!", como nos
recordaba la diputada Andrea Fabra.
Las ayudas
públicas, parece, pasaron a mejor vida. ¿La Ley de Dependencia? Si ya nació
endeble, ahora está semifiniquitada: ayudas a las personas dependientes un 15%
menos, como mínimo; dependientes moderados, no entrarán en el sistema hasta
2015; las personas cuidadoras pierden el pago a la Seguridad Social que hasta
ahora asumía el Estado. Y, ¿el presupuesto para servicios sociales? Un 14%
menos. ¿El de igualdad? Un 25% menos. Y una vez más, los recortes se sustentan
sobre el trabajo invisible de las mujeres. En la medida en que se recorta
Estado del bienestar, hay toda una serie de trabajos no valorados pero
imprescindibles que acaban recayendo sobre nuestras espaldas.
¿Y qué pasa
con la solidaridad con los países del Sur? ¿Con aquellos a quiénes nuestros
gobiernos y multinacionales han expoliado, endeudado y sumido en la pobreza? La
crisis no llora los que pasan hambre en la otra punta del planeta. Así lo
reflejan los presupuestos públicos: 65% menos en cooperación al desarrollo.
Primero, lo nuestro. O no.
Mientras nos
aumentan el IVA, nos suben las tarifas eléctricas, el precio del transporte
público... ¿Qué os voy a contar?
La realidad,
pero, debería ser otra porque no somos recortables. Ni yo, ni tu, ni ella ni
él. Aquí los únicos recortables son banqueros y políticos profesionales que
hipotecaron nuestras cuentas en la época del boom inmobiliario y que siguen
haciendo negocio con nuestras vidas y nuestro futuro. A ellos se les tiene que
recortar... y mucho. Sin olvidar, claro, a la Casa Real.
Ni recortes,
ni recortados. Hartos ya de tanta tijera enfocada al revés.
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