Israel, La Potencia Ocupante
Artículos
de Opinión | José Antonio Medina Ibáñez | 24-11-2012 |
En septiembre de 2011 el
presidente palestino Mahmoud Abbas le dijo a la Asamblea General de la ONU que
su pueblo llevaba 63 años sin tierra y más de 44 ocupados militarmente por
Israel.
La consecuencia de lo
anterior ya es conocida, incluso lo dicho por Obama, en mayo de ese año,
afirmando que estaba de acuerdo con las fronteras que exigía Palestina, pero
también con que Israel defendiera con todo rigor su Estado. ¿Sube o baja?
Como siempre, los israelíes
condicionan el cese de la guerra a la retirada de los bombardeos palestinos.
Nada de historia, nada de ocupación, se saben presionados por la opinión
internacional, pero apoyados por la primera potencia mundial.
En 6 días de ataques aéreos
israelíes sobre Gaza hubo 139 muertos, más de 900 heridos y 10 mil desplazados,
los cohetes palestinos caídos en Israel provocaron 4 muertes y 219 heridos. Un
resultado como el conflicto: asimétrico.
Que Israel se retire de
Jerusalén Oriental cuenta con el apoyo de la mayoría de los países de la ONU,
de la mayoría, no de todos y, por ello nada prospera, de lo contrario, Israel,
la Potencia Ocupante, correría el peligro de dejar de ser una potencia.
Es bueno que el lector se
pregunte cómo reaccionaría si dentro de su hogar, de 3 habitaciones, una
persona se instala en una de ellas, comienza a utilizar su agua a placer y
construye una valla para permitir que sólo entren y se queden en su nuevo
territorio quienes él/ella decida. Con gran diferencia, esto es de lo que se
queja Palestina: de los asentamientos / colonización de Israel en todo el
territorio palestino ocupado, incluida Jerusalén Oriental. En 2011 Israel
construyó otras 1.100 nuevas viviendas en territorio palestino cerca de Belén.
Si el hogar, ahora de 2
habitaciones, estaba compuesto por una familia de 4 personas, 2 adultos, 1
joven y 1 niño, la intimidad del hogar comenzaría a romperse y las continuas
disputas, por recuperar esa tercera habitación, incrementaría la inestabilidad,
no sólo de los reales propietarios y del nuevo ocupa, sino incluso de los
vecinos que con toda seguridad se enterarían de lo que sucede y decidieran
tomar una postura sobre el hecho. Pensemos, además, que el colono, no
compartiera la misma religión y decidiera realizar actos vandálicos contra, por
ejemplo, el lugar destinado al rezo familiar de los reales propietarios o,
contra las plantas que hubiesen sembrado en su pequeña terraza.
Hoy se conocen más de 173
ataques de colonos y que más de 1.660 árboles han sido arrancados y destruidos
dentro del territorio palestino minando la subsistencia de cientos de familias.
¿Como evitaría la esposa del
real propietario que su marido se enfrentase con el colono y sus apoyadores?,
con toda seguridad, más pronto que tarde, ello devendría. En septiembre de
2011, Issam Kamal Odeh, palestino de 33 años de edad, fue asesinado por las
fuerzas de ocupación israelíes durante unos enfrentamientos.
Ahora lector, debe imaginarse
que esa vivienda de 2 habitaciones se convierta en una de 1 habitación porque
el colono ha decidido seguir su plan de asentamiento, ¿cómo cree que se
sentiría la familia real propietaria, y cómo debería de reaccionar ante esta
nueva colonización? ¿Cree, el lector, que quedaría gran espacio para entablar
conversaciones suficientes con el objetivo de que el colono se marchara? En
noviembre de 2012, el Observador Permanente de Palestina ante las Naciones
Unidas escribió a la Asamblea General de la ONU denunciando que Israel había
anunciado planes de nuevos asentamientos entre Jerusalén Oriental y Belén,
agregando 797 unidades y queriendo construir otras 607 en el asentamiento de
“Pisgat Zeev”, situado en la zona norte de la Jerusalén Oriental ocupada.
Sin duda, el colono, tendría
argumentos para dar y defender su postura, por ejemplo que el marido de la real
propietaria le tira piedras por las noches, cosa que no le deja dormir ni
trabajar y causa insomnios y malestares a su familia y en sus apoyadores. Esto
fue lo que dijo el 24 de octubre de 2012 el embajador israelí en la ONU, Ron
Prosor, cuando el día 23 de ese mes y año Hamas lanzó 70 cohetes hacia el sur
de Israel. El día 24 Prosor adelantó lo que hoy vemos: “Seré claro. Si la
comunidad internacional no envía una señal enérgica hoy, podría haber
consecuencias trágicas mañana”.
El 6 de septiembre de ese
mismo año, Palestina denunció – era la carta 433 - ante la ONU que Israel
realizó ataques aéreos con misiles y bombardeos de artillería contra zonas
civiles en la Franja de Gaza matando a 6 palestinos: Zakaria Al-Jammal, de 23
años, Khaled Al-Qorm, de 23 años, Khalil Al-Jarba, de 27 años, Ehab Al-Zaaneen,
de 23 años, Akram Al-Zaaneen, de 22 años, y Talal Al-Kafarneh, de 26 años y,
también que Israel había aprobado otro asentamiento para construir 940 unidades
adicionales en el sitio ilegal de “Gilo”, en la zona meridional de la Jerusalén
Oriental ocupada. Por último Palestina denunció que Israel había ordenado la
detención, sin cargos, de casi 300 palestinos.
Bien, el hogar ahora es de 1
habitación y ambos enemigos tienen sus apoyadores, los del colono debieron ser
los más fuertes porque de lo contrario hubiera sido expulsado tras un juicio,
sin embargo ello no supone que a los reales propietarios ninguno de sus
vecinos, ya internacionalizados, le hubieran negado su apoyo. El 14 de
septiembre de 2012, el Consejo Económico y Social de la ONU (CES) dijo que era
inadmisible la adquisición de un territorio por la fuerza, reafirmando que esto
era aplicable al territorio palestino ocupado, incluida Jerusalén Oriental así
como en el Golán sirio ocupado.
Como vemos, no tenía nada de
inocentón el aterrizaje en la vivienda de 3 habitaciones. El CES ha afirmado
estar convencido de que la ocupación israelí ha obstaculizado los esfuerzos por
lograr un entorno económico estable en los territorios palestinos. Así que, la
familia de los reales propietarios ya estaría, en esta circunstancia, limitada
en el espacio, en el uso de toda su vivienda, en la atención adecuada a la
educación de sus hijos y en el cuidado de la salud de todos ellos; sus derechos
humanos se habrían deteriorado gravemente.
No debemos olvidar que este
“ocupa”, a medida que tomaba más habitaciones, acrecentaba el muro que decidió
construir para evitar que los reales propietarios le invadiesen. El CES ha
mostrado su preocupación por las condiciones sociales y económicas que el muro
israelí ha provocado en el pueblo palestino: demolición de viviendas, de
instituciones económicas, de lugares históricos y tierras de cultivo.
Ni que pensar si el colono le
quitara la última habitación a los reales propietarios, dejándoles sólo las
zonas de acceso a los servicios mínimos como única alternativa de
supervivencia; el asentamiento habría sido pleno y militar, con cierres de
espacios para la circulación de las personas más débiles y, la terraza donde se
cultivaban algunos alimentos ya habría quedado colonizada. El CES insiste en su
preocupación por que en Palestina el cierre de fronteras ha incrementado el
desempleo, la pobreza y la inseguridad a la vez de afectar las condiciones
sanitarias sin distinción de género ni edad. Y, va más lejos, ha denunciado que
miles de palestinos, niños y mujeres, siguen detenidos en cárceles israelíes
sometidos a condiciones antihigiénicas, aislamiento, falta de atención y malos
tratos. Una minoración a la dignidad humana.
Para finalizar, pensemos que
la vivienda tenía un pequeño jardín y que los ya numerosos ocupas descargan sus
desechos en él, contaminándolo y haciéndolo improductivo. Es lo que el CES le
dijo a Israel: que deje de verter todo tipo de materiales de desecho en el
territorio palestino ocupado pues pone en peligro los recursos hídricos,
terrestres y energéticos.
Para finalizar, no debemos
olvidar que en Gaza cualquier lugar es un objetivo militar israelí, el 23 de
junio de este año, un niño de cinco años, Mutaz Shawwaf, murió al ser alcanzado
por un misil israelí disparado contra un parque infantil en Abassan, cerca de
Khan Younis, en el sur de la Franja de Gaza, Mutaz es un ejemplo de los cientos
de niños muertos y denunciados por el CES
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