El papel de Rusia y China en el contexto mundial
Artículos de
Opinión | David Urra | 23-11-2012 |
La victoria
de Obama en las elecciones de EE.UU, es interpretada en distintas latitudes de
forma distinta, desde los que cifran esperanzas en un cambio, hasta los que
anuncian un periodo apocalíptico. Algo si nos queda claro, la política a seguir
por EE.UU no la decide Obama y las claves para darle seguimiento no la
encontraremos mirando a las pantallas de los televisores para buscar en los
noticieros sus declaraciones. El poder, no tan oculto, que mueve los hilos de
la política norteamericana y mundial no tiene un centro definido, algunos
mencionan a Rockefeller, otros a las transnacionales, los terceros a
Bilderberg. La realidad es que el plan esta trazado y nadie puede osar
enfrentársele, so pena de asumir las consecuencias.
Rusia y
China deben jugar un papel fundamental en esta carrera por el hegemonismo
mundial, que el “Eje de la Guerra” pretende imponer con EE.UU a la cabeza.
Todos los demás son actores secundarios, aunque Washington los ensalce
públicamente.
Cuando
valoramos el papel que Rusia y China deben jugar en los próximos años, no lo
hacemos desde la perspectiva partidista de uno u otro representante, sino desde
la idea que, como imperio predominante, tiene EE.UU de lo que debe ser el hoy y
el mañana.
En el caso
chino, existe una percepción entre los dirigentes de este país de que sus
destinos están tan entrelazados, que a EE.UU le es imposible no considerar su
relación con China como algo estratégico y sobre la base de este análisis
piensan que puede tener una relación entre iguales.
Recientemente
un comentario de Xinhua sobre la victoria de Obama señalaba: “Ningún presidente
de EE.UU. puede evitar las relaciones con China en los próximos cuatro años, ya
que el comercio bilateral probablemente superará los 500.000 millones de
dólares este año y cerca de 10.000 personas viajan cada día entre los dos
países”.
Pekín se da
igualmente por satisfecha con que – a pesar de las fricciones que emanan del
“reequilibrio” en Asia, la cooperación chino-estadounidense mostró “continuo
progreso” durante el último período de cuatro años. Los dirigentes chinos
consideran que su país tiene muchos problemas internos urgentes que hay que
resolver… y no puede soportar los costes de una confrontación total con el
mundo exterior. EE.UU también necesita a China, no solo en términos de
desarrollo económico sino también en otros campos. La crisis financiera global
reveló que la globalización ha llevado a que los países sean tan
interdependientes.
Este enfoque
aparte de ser erróneo es suicida. EE.UU no tiene socios, sino intereses y por
muy grande que sea el mercado chino, para los círculos de poder
estadounidenses, por delante están sus ganancias y necesidad de llevar a cabo
su proyecto económico, por lo que hará como si no escucha lo que piensa China y
esperará su momento para remover el barro que conforman los pies de la nación
asiática.
China, al
igual que Rusia son países demasiado grandes y poseen demasiadas posibilidades
de todo tipo, que es imposible que EE.UU sea en algún momento “socio” de los
gobiernos de estas naciones. Para EE.UU su proyecto hegemónico es lo
fundamental y en este esquema Rusia y China no tienen cabida, por lo que mas
tarde o mas temprano vendrán por ellos y la toma de Beijing y Moscú será el
colofón a esta estrategia.
Podemos
decir más, todos los pasos que da occidente en la actualidad tienen como único
objetivo socavar la base de apoyo de estos dos países para convertirlos en
entes aislados en la comunidad internacional y después tratar de desmembrarlos
con procesos separatistas controlados por el “Eje de la Guerra”.
¿Donde está
el principal desbalance entre EE.UU y las dos potencias contrapuestas Rusia y
China? En la información.
EE.UU, o
mejor dicho sus instituciones de inteligencia están por mucho mas desarrolladas
y mejor preparadas para la guerra que esta en marcha, la guerra de la
información.
La
información siempre ha sido una fuente de poder, pero hoy esas posibilidades se
amplían de forma espectacular, determinado en primer grado por los avances en
materia tecnológica que ha tenido el mundo. No hay dudas que en estos momentos
EE.UU tiene mayor capacidad para utilizar estos medios que Rusia y China.
Esta ventaja
no ha sido descuidada por los círculos de poder del imperio. De hecho se han
ampliado las capacidades de obtener mas información empleando la inteligencia
humana, ya que tanto Rusia como China en su absurdo afán por aparentar jugar al
capitalismo, han abierto sus fuentes y esto ha permitido que los órganos de
inteligencia norteamericanos penetren con mas facilidad y puedan emplear
incluso una amplia red de informantes locales, lo que hace el trabajo mas fácil
y barato.
Por otro
lado Washington ha ido desarrollando un amplio programa de satélites, que en un
futuro no lejano, podrá escudriñar cada rincón de la tierra y les permitirá
observar todo lo que se hace sin que nada lo sorprenda.
Tengamos en
cuenta que ahora el principal impacto en la estrategia global de Seguridad
Nacional en los EE.UU no lo tienen los cohetes nucleares, sino que esta en la
esfera económica. De lo que se trata es de como emplear ese amplio dispositivo
de captura y procesamiento de la información para utilizarlo en la esfera
económica.
El gigante
del norte pasó de ser el mayor acreedor del mundo, a convertirse en el
principal deudor del mundo y su competitividad ha declinado sensiblemente. Por
tanto, adquiere una importancia estratégica la orientación del trabajo de
inteligencia hacia la esfera económica.
Claro que
esto no implica que solo se tratará de obtener información netamente económica,
la esfera militar y política también juegan su papel, pero se verán
influenciadas por el peso de la actividad económica.
Cuando se
trata de información referente a la competitividad de empresas extranjeras, la
función de las agencias radicará en apoyar a sus consorcios sin tomar partido
por uno u otro, lo que será bastante difícil, pues siempre estará presente la
llamada contrainteligencia que las empresas emplearan para verse favorecidas.
La corrupción de los medios de información es inevitable.
En el ámbito
militar la información de inteligencia que se obtenga permitirá ante todo
favorecer a las entidades del Complejo Militar Industrial para que produzcan
medios más avanzados que los del resto de las naciones.
Por demás
EE.UU empleando eficientemente su sistema de recolección de información puede
influir decisivamente en procesos políticos relacionados fundamentalmente con
los países del Tercer Mundo. Los casos del Medio Oriente, el sudeste asiático,
América Latina y África muestran como empleando su amplio acceso a la
información, las estructuras de poder de EE.UU pueden utilizar con mas
eficiencia sus recursos para lograr sus objetivos.
Ni Rusia ni
China tienen esta posibilidad, por lo que las capacidades para influir en los
procesos mundiales son mucho menores.
Es por ello
que parecen coherentes, aunque no efectivas, las posiciones que asumen los
dirigentes de ambas naciones, tratando por todos los medios de hacer migas con
el dueño del poder.
Los chinos
realizan constantes concesiones y tratan por todos los medios de no rozar ni
con el pétalo de una rosa la relación que llevan con los estadounidenses,
aunque reconocen que este ejerce sin piedad su papel hegemónico y esto puede
traer conflictos entre ambas potencias.
La reacción
de los dirigentes chinos a la elección de Obama es cálida y expresiva tratando
por todos los medios de “agradar” al que da las órdenes. Esto esta en
concordancia con la filosofía asiática y puede que por un tiempo tenga
resultados, pero a la larga tiene consecuencias.
El caso de
Japón, que empleó esta filosofía por muchos años y parecía un aliado
inconmovible de EE.UU, nos demuestra que el imperio no tiene socios, solo
intereses y cuando estos cambian, o se ven afectados, se acabó la luna de miel.
Mientras la nación del sol naciente convenía a los intereses estratégicos de
EE.UU, este la apoyo y cuido por todos los medios, bastó que apareciera el
gigante Chino y todo cambió, a tal punto que ya se encuentra en el tercer lugar
de la economía mundial y sigue en descenso.
China podrá
ser partner de EE.UU pero esta forma de enfocar su relación la descalifica para
ser Gran Potencia.
Para obtener
esta categoría se necesita algo más que una fuerte economía y unas fuerzas
armadas potentes. Se necesita ante todo tener aliados y los aliados cuestan,
económica y políticamente.
Pero un país
que base su filosofía política en hacer concesiones a otra Gran Potencia no
puede ni tener socios confiables ni mantenerlos. Los chinos sacan muchas
cuentas y para ellos 2 + 2 tiene que ser 4. Esto en términos geopolíticos casi
nunca es así. Por otro lado nadie quiere ser socio de alguien que en los
momentos de esplendor se tira la foto contigo, pero en los momentos difíciles
en que tu existencia esta en peligro, saca el cuerpo y comienza a dar traspiés
para no desagradar al otro cabezón.
Si EE.UU es
una Gran Potencia, es ante todo, por que su filosofía corresponde a la de las
Grandes Potencias. No es la economía de este país ni su fuerza militar la que
le permite actuar como una Gran Potencia, aunque como es lógico son elementos
básicos para poder serlo. Pero lo que marca la diferencia es la forma en que
EE.UU utiliza sus influencias y proyecta ese poder.
Para los
estadounidenses mantener un sistema de “aliados” juega un papel estratégico en
su afán de imponer sus políticas hegemónicas, cuéstele lo que le cueste desde
el punto de vista económico y político.
La economía
norteamericana esta quebrada, su enorme deuda, que solo hace crecer y crecer
porque sino se hunde, alcanza ya el 300 % del PIB del país numero uno en este
indicador, lo que significa una cifra sideral. Ya en estos momentos esa deuda
es inmanejable y todos saben que no se va a pagar.
Pero, EE.UU
sigue gastando a manos llenas y una buena parte de estos gastos están destinados
a mantener e incrementar su sistema de alianzas y esto no va a cambiar en un
futuro cercano. No piensen que estas alianzas solo le proporcionan gastos al
erario norteamericano, también les reportan beneficios.
Pondremos
solo un ejemplo, para nadie es un secreto que su alianza con Israel le ha
costado cuantiosas sumas al tesoro norteamericano, también le ha aportado un
control casi absoluto sobre el Medio Oriente, lo que se ha incrementado
recientemente con la ofensiva que esta desarrollando en la región, donde hay
también otras monarquías que le sirven de apoyo en su ofensiva regeneradora de
nuevos regímenes abyectos.
Por otro
lado EE.UU no repara en costos políticos. Cuando tiene que apoyar a un aliado,
haga lo que haga, lo hace y de forma convincente, para que no quede la menor
duda de que no habrá castigos para su “socio”, aunque sea una atrocidad. Pero,
para tomar estas decisiones no se puede estar pensando en no molestar al rival
y eso es precisamente una de las cuestiones que afectan a Rusia y a China para
poder tener un mayor peso en la arena Internacional.
Claro que
hay una sustancial diferencia entre Rusia y China. Los rusos están mejor
preparados para ejercer sus grandes potencialidades y emerger como una Gran
Potencia mundial y de esta forma ser un contrapeso al hegemonismo
norteamericano. De hecho en algún momento lo fueron, pero deben saltar algunos
obstáculos todavía, para ocupar el lugar que les corresponde en el concierto
mundial.
La primera
valla que deben vencer los rusos para alcanzar el papel que les corresponde en
el ajedrez mundial es la de su economía, que a pesar de las enormes
potencialidades que tiene, tanto en recursos materiales como en capital humano
no logran diversificar. A mi entender el gran problema de Rusia en esta esfera
consiste, en que les cuesta mucho trabajo llevar a la practica lo que sus muy
preparados e inteligentes especialistas crean y conciben. La generalización de
sus logros es su punto débil y resolverlo es una tarea que deben superar.
En el plano
militar los rusos no están muy lejos de lo que necesitan, solo que para que
esto tenga algún contrapeso con la parte norteamericana tiene que venir
acompañado de una política coherente en la creación de alianzas que sirvan de
apoyo a sus intenciones.
A diferencia
de los chinos, los rusos si tienen mentalidad de alianzas y comprenden su
importancia, así como la necesidad de mantenerlas a toda costa, solo que deben
de acabar por superar el “Síndrome de la Coexistencia Pacifica”.
Muchos se
preguntarán y ¿Qué cosa es esto? ¿Otra epidemia desbastadora para la humanidad?
En realidad
epidemia no es, pero no hay dudas de que clasifica como una enfermedad
contagiosa. El concepto de “Coexistencia Pacifica” viene de la época de la
Unión Soviética y fue Jrushov quien más la impulso.
En principio
el concepto y la intención son válidos y su concreción seria sin dudas un gran
aporte a la humanidad. Su base radica en la posibilidad de que EE.UU y otras
potencias convivan en la Tierra de forma pacifica y constructiva, compitiendo
entre si por un futuro mejor. Honestamente no se porque no le dieron un Premio
Nobel a Jrushov por esta idea.
Pero, si
bien es cierto que la proyección es valida, donde le falla el cálculo a los
rusos es en la forma de hacerla efectiva. Estos, que heredaron de los
soviéticos el concepto, también heredaron la fallida forma de lograrlo,
haciendo constantes concesiones a los estadounidenses que nunca han traído
resultados positivos visibles.
A los
políticos norteamericanos, imbuidos en su clásica prepotencia y mesianismo
fundamentalista, no se les pueden hacer concesiones, pues de inmediato suben el
listón y presentan nuevas exigencias. Esto hace interminable la negociación con
ellos y al final terminan quebrando el objetivo planteado.
Algunos
pensarán que estoy delineando como único camino la confrontación y no hay nada
mas alejado de la realidad. La cuestión radica en saber compaginar la mesura
con la contención, de no provocar tensiones, pero cuando se provocan, enseñar
el puño para que sepan que si cruzan la línea roja tendrán que pagar un costo.
Las
políticas de principios, juegan un papel fundamental en este ajedrez político
para que la coexistencia sea realmente pacifica. Coexistir, bajando la cabeza
cada vez que se recibe un golpe, tiene otro nombre.
Hay múltiples
ejemplos de estas afirmaciones, uno de ellos cuando el entonces Presidente Ruso
Dimitri Medviedev, presionado por la maniobra estadounidense de instalación de
los elementos del escudo antimisiles en Polonia y la Republica Checa que
contradecían su propuesta de crear un Sistema Antimisil conjunto con Europa
???, accedió a no vetar la resolución del Consejo de inSeguridad de la ONU
sobre Libia. Los norteamericanos le prometieron revisar el proyecto y el
Presidente Obama le pidió en OFF – aunque fue grabado por los micrófonos – que
les dieran un chance hasta que fuera reelecto.
El resultado
final cual fue: Khadaffi, por entonces socio de Rusia, fue derrocado y
asesinado y las transnacionales occidentales coparon los espacios que empresas
rusas tenían en ese país; los cohetes y radares del sistema antimisiles
norteamericano fueron de todos modos instalados, es mas se instalaron otros
adicionales en Bulgaria y Rumania.
Pero esto,
no es consustancial solo a los dirigentes rusos de la actualidad, pues a mi entender
es heredado de la época soviética. La “traición” hecha por Mijaíl Garbachov,
durante las negociaciones del armamento estratégico con el entonces Presidente
de los EE.UU Ronald Reagan y explicada en un trabajo anterior que publicamos en
este sitio, es otro ejemplo fehaciente del refrán que caracteriza con precisión
esta actitud: “No dejes gato por liebre”.
Esta es una
tarea pendiente de los actuales dirigentes rusos que al parecer debe resolver
el actual Presidente Vladimir Putin, con capacidad y determinación de hacerlo,
aunque en ocasiones parezca que empuja en otra dirección. Lo que hoy no se
acepta mañana no se puede vulnerar. En cuestiones de principios Rusia debe ser
coherente y no tener un rumbo incierto, solo así sus aliados podrán creer en su
liderazgo. Las palabras deben acompañarse con hechos.
Ganarse
nuevos amigos, es una tarea loable, pero sin perder los viejos.
Los
dirigentes rusos deben comprender que su país es demasiado grande, fuerte y
talentoso para que EE.UU no los considere un obstáculo en sus proyecciones
mesiánicas y hegemónicas, por lo que nunca podrán ser aceptados como socios.
Deben además
considerar que la demagogia es un rasgo característico de los políticos
norteamericanos, que mienten olímpicamente antes las cámaras de TV, sin
siquiera sonrojarse. Para estos la afamada expresión popular de “Has lo que yo
digo y no lo que yo hago” es parte de su proyección espiritual y no es posible
que un norteamericano, sea blanco, negro o mestizo, pueda llegar a los mas
altos niveles de poder, sino la abraza.
Por lo tanto
no queda mas remedio que cambiar la táctica y como expresamos en un articulo
anterior “Si los rusos y los chinos enseñan el puño, los EEUU se mojan los
pantalones”. Al final – cuando la candela es brava, no hay carapacho duro.
Rusia y
China son actores de primer orden en el contexto internacional, de sus
proyecciones depende en gran medida el futuro de la humanidad, afilar la
puntería es indispensable, pues ante todo esta en juego su propia existencia
como nación y la preservación de sus culturas.
Pensar que
haciendo concesiones se puede llegar a algo con EE.UU puede ser un suicidio
político, cultural y existencial.
Es
sintomático que casi siempre el refranero popular se confirma, pero hay
excepciones, pues es posible que en este caso, arrimarse a un buen árbol, puede
no ser símbolo de una buena sombra que lo cobije. Verifique antes que el árbol
no es de guao.
Fuente
CONTRAINJERENCIA
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