Rebeldes, objetores y desobedientes
Los recortes generan insumisos
Surgen movimientos de reacción ciudadana
ante medidas que se ven injustas
Las acciones individuales también cunden
En la
oscuridad de una crisis atravesada de recortes, surgen chispas de rebelión. A
veces son iniciativas personales —como la del cerrajero que se niega a
participar en desahucios— que prenden hasta convertirse en símbolos. Otras, la
rabia y la impotencia frente al desmantelamiento progresivo del Estado de
bienestar están impulsando movimientos ciudadanos más coordinados. Como el de
los insumisos a pagar la tasa de un euro por receta médica vigente ya en Cataluña
y que se aplicará en
Madrid. Los recortes no crean sumisos. Han provocado la aparición de
rebeldes, objetores, desobedientes que han encontrado fórmulas para pelear
contra ellos, para tratar de cambiar la norma, para expresar su rechazo a una
política que fija en los ciudadanos la práctica totalidad de los esfuerzos para
salir de la crisis. Desde diversos ámbitos, desde todos los puntos de España
han aparecido personas, profesionales o colectivos que han encontrado
instrumentos con los que significar su postura contraria a las medidas.
“La gente se
está rebelando con razón. Los partidos políticos han perdido la capacidad de
darnos razones para la obediencia, motivos sólidos para que les apoyemos.
Primero, porque hay muchos casos de falta de honestidad, y segundo, porque hay
una gran sensación de incompetencia, de que no nos resuelven los problemas”,
apunta Manuel Villoria,
catedrático de Ciencias Políticas de la Universidad Rey
Juan Carlos de Madrid. La sociedad española está reaccionando, dice,
aunque de forma fragmentaria. Acciones —como la de aquellos que se cuelan en el
metro para protestar por los precios— que pueden tener repercusión legal.
El recurso a
desobediencia civil o a la objeción de conciencia no es nuevo. Rosa Parks
encendió la mecha de la lucha contra la segregación racial en Estados Unidos
cuando se negó a levantarse de un asiento de autobús reservado a blancos en
Montgomery (Alabama). Fue un acto de desobediencia civil. Una acción individual
que prendió la antorcha colectiva de protesta y de cambio ante una medida
injusta.
El
catedrático de Filosofía del Derecho de la Universidad de
Valencia Javier de Lucas relata cómo el movimiento de insumisión en
España convirtió la objeción de conciencia en desobediencia civil, pese a que
ambos son términos diferentes. “La objeción es un conflicto entre la conciencia
y la norma”, explica. Se trata, además, de un derecho admitido legalmente en
casos concretos, como para el incumplimiento del servicio militar. Debe
reclamarse a nivel individual, explica De Lucas. “Mientras, la desobediencia
civil no tiene como objetivo suspender la aplicación de la norma para un
individuo sino que, a través de acciones que pueden ser individuales, la norma cambie
para todos”, añade el experto. Las actuaciones de la Plataforma de
Afectados por la Hipoteca, que han logrado paralizar desahucios, son
ejemplos de desobediencia civil.
“La gente
lleva a cabo acciones que pueden suponerle un problema. Y lo hace porque
considera que lo que ocurre, como las medidas de recorte del Gobierno, son
contrarias a los principios éticos que consideran superiores. Y están
dispuestos a sufrir las consecuencias de incumplir la norma, en vez de
acatarla”, indica el catedrático de Ciencias Políticas.
Hablar de desobediencia civil es hablar siempre de acciones pacíficas a las
que teóricamente solo se recurre cuando se han agotado otras vías. Sin embargo,
incide De Lucas, con la falta de confianza y la lentitud de la justicia
española, “a lo que ahora se unen las nuevas tasas
judiciales”, “esa característica queda sin valor”. Por eso se
recurre a la acción antes de agotar la vía de los tribunales. Cambiar las cosas
no es fácil, pero algunas acciones, como la de Parks, lo lograron.
Fuente: www.elpais.com
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