miércoles, 26 de diciembre de 2012

“MARIANITO Y CIA, COGEROS LA MOCHILA Y IR A ‘DENMARK’, PARA A APRENDER A HACER POLÍTICA PARA LOS CIUDADAN@S NO PARA CORRUPTOS BANQUEROS”


"Borgen". La política es maravillosa
Análisis sobre la serie de televisión Borgen, que muestra con realismo el mundo de la política en Dinamarca
Cultura | Carlos Gustavo Risueño - TerceraInformación | 25-12-2012 | 

Introducción para incrédulos: Dinamarca es la tierra de los daneses. Literalmente lo digo, (justo eso significa "Danmark") y lo van a comprobar muy pronto. La mitad de grande que Andalucía, menos poblada que la Comunidad de Madrid, es la monarquía más antigua del mundo (mil años), una de las democracias más viejas (mas de ciento cincuenta), y llevan ya casi un siglo garantizando el acceso a los servicios públicos a todos su ciudadanos, inmigrantes o lugareños, hombres o mujeres, musulmanes o cristianos, vikingos o polacos. Y ellos tan contentos.
Ejemplo y modelo mundial de estado del bienestar: protección social universal para todos sus ciudadanos; educación y sanidad gratuitas de altísima calidad; pensiones garantizadas a la vejez; rápido acceso al mercado de trabajo; elevada participación sindicalista; los precios más caros y los impuestos más elevados, sí, pero los sueldos más altos e igualados donde apenas hay paro, (busquen, busquen “flexiguridad” en la Wikipedia). Aquí el que menos, habla tres idiomas, el aborto es libre y gratuito y sin preguntas, los derechos humanos priman sobre cualquier ideología, cualquier religión, cualquier moralina; tiene las industrias más limpias del globo, la menor tasa de delincuencia, la corrupción más baja. Y créanlo o no, estos daneses confían tanto en sus políticos que pagan muy a gusto sus impuestos, convencidos de que serán bien empleados por sus gobernantes. Todos participan, que se sienten bien orgullosos, que su credibilidad es lo primero. ¿Les suena a ciencia ficción? Prueben a ver esta serie.
De acuerdo, esta idea no es nueva. Ustedes ya conocen The West Wing y Borgen la evoca en cada plano. Si aquella les gustó, esta se la comerán sin pensarlo porque es un espejo: Intrigas palaciegas de este siglo, políticos, asesores, periodistas, ambiciones secretas y amores prohibidos, maquinaciones y escándalos, amantes y familias, traiciones y apaños. Y buenos diálogos, claro, pero es que encima, es danesa. Es que aquí todo parece de verdad.
Borgen narra las andanzas de la primera mujer en ocupar el puesto de primera ministra, y al año de su emisión (¿coincidencia?) hubo elecciones y ¡sucedió exactamente eso! Aquí desfilan partidos con nombres ficticios, vale, pero son calcos de los partidos reales: desde los ecologistas más modernos (cuyo líder es ¡árabe!) a la derecha más “xenófoba” (cuyo líder es un cascarrabias que podrías encontrarte en cualquier bar). Tantos y tan variados, todo grupo social tiene su vocero (conservadores, liberales, socialistas, comunistas, moderados, solidarios, aristocrátas, etc, etc, etc.). Tan poco radicales, tan centrados, tan cercanos, tan civilizados que uno, de entrada, se siente maravillado de comprobar que la política era esto. Que realmente “nos hacen caso” .
Y no es para tanto, claro. Aquí, como en todos lados, se maniobra en la sombra, se cambian chaquetas, se pacta a espaldas del elector, se decide qué información sale y cuál no. Se conspira y se tergiversa. Y en estas... ella.
Birgitte Nyborg es una trabajadora incansable, su marido un profesor universitario, dos hijos; excelente compañera, estupenda comunicadora y fabulosa negociadora. Y, hay que decirlo más, una señora más atractiva que el 99% de los políticos del mundo libre. En la primera hora ha convencido a todos, (y sobre todo a nosotros) con la honestidad como bandera. Una mujer normal que va al parlamento en bicicleta, que lo primero que confiesa es que ¡ay! está gorda; que pasará por lo que cualquier mujer normal podría pasar al superar los cuarenta: una crisis matrimonial, una hija enferma, el estrés de la responsabilidad, el cansancio, las decepciones y los logros, que todo compensan (que tampoco es tan fácil que una mujer mande, siquiera en Dinamarca, no nos engañemos).
Aquí se nos muestran sus batallas, en su día a día, con una naturalidad y una calidez “tan nórdicas” que es que da gusto verla. Cómo se maneja con soltura entre las luchas de poder, las negociaciones continuas y agotadoras, los escándalos, las crisis, las ruedas de prensa; bien sea para asegurar el poder (¿no era eso?) con alianzas, para mantener el equilibrio de su equipo, para cumplir el programa electoral (¿o no era esto?) o... atención, ¡mediar en un conflicto internacional y salvaguardar la paz en el mundo! ¡Y la familia!
Los escenarios, casi siempre públicos, lugares de encuentro donde siempre fluye la información: el parlamento (Borgen, en danés) donde van y vienen cada día políticos y demás especies, donde no te puedes fiar de nadie, por supuesto; el plató de televisión y la redacción de la primera cadena (¡pública!) danesa, el otro eje de la serie, los tira y afloja entre la prensa y los políticos, las cuestiones éticas del oficio de periodista. Unos secundarios estupendos que vamos a conocer por fuera y por dentro (la periodista y el asesor de imagen, sobre todos; y luego el marido, el jefe de la redacción, la otra periodista, los ministros, los líderes de los partidos, los empresarios, los militares, los ciudadanos...). Unas tramas deliciosas, ágiles y amenas, una mezcla perfecta entre las cuestiones sociales y las vivencias personales. Fácil de seguir, cotidiana, no te marea, ¡si hasta los ingleses le dieron un premio! Entra bien hasta en danés; ese idioma que parece que hablan a trompicones y para adentro; que parece que siempre hablan en serio.
Borgen es un regalo. ¡Aprendan, Marianos! El ala nórdica, blanca y transparente, dinámica y crítica, correcta y serena; danesa, escandinava, europea. Un reality político que no insulta a la inteligencia, un culebrón elegante que no aburre, un drama romántico que nunca empalaga, y que a ratos, hasta emociona; lo que podría haber sido The Newsroom y no será nunca: una maravillosa demostración de democracia. Esa forma de organización social, dicen, que otorga el poder al pueblo. Que eso significa "Dinamarca", ya saben. Justo eso.





No hay comentarios:

Publicar un comentario