lunes, 28 de enero de 2013

LOS GRUPOS DEL PARLAMENTO CANARIO SE REPARTEN DOS MILLONES DE EUROS ANUALES EN SOBRESUELDOS



Los fondos, cuya utilización no deben justificar, "complementan" sus abultados salarios y las dietas
Domingo, 27 de enero de 2013  
Por Arturo Inglott - Canarias-semanal.org
  ¿A cuánto ascienden los emolumentos que se embolsan  los privilegiados miembros de la casta política en el Estado español? La interesada opacidad con la que los partidos institucionales tratan este peliagudo asunto dificulta enormemente la posibilidad de ofrecer una respuesta definitiva a esa pregunta. Sueldos oficiales, dietas, sobresueldos, presuntos sobres de dinero B como los denunciados por Luis Bárcenas, el ex tesorero del PP de las cuentas en Suiza... Las fuentes de ingresos de los políticos profesionales se encuentran, en suma, suficientemente diversificadas como para que el recuento total de las mismas resulte especialmente complejo.
 La pasada semana, sin embargo, se conocían los datos sobre una de las generosas partidas que los diputados regionales se reparten cada año. Un acuerdo interno de  la Mesa del Parlamento de Canarias, datado el 7 de abril de 2008 e ignorado por la opinión pública hasta la fecha, otorga una asignación económica mensual de 18.000 euros para cada grupo presente en el hemiciclo, más 1.750 euros por cada diputado obtenido en las elecciones autonómicas.
      Se trata de una subvención destinada oficialmente a "sostener la estructura de los cuatro grupos que integran la Cámara regional". El Grupo Nacionalista (CC-PNC-CCN) y el PP, con 21 diputados cada uno, se llevan cada mes 54.750 euros. El PSC-PSOE,  44.250 y el Grupo Mixto (Nueva Canarias-PIL),  23.250 euros.

   Corresponde a la Mesa de la Cámara, presidida por Antonio Castro (CC), la redistribución y gestión de los fondos. En total, el Parlamento reparte cada mes 177.000 euros para los 60 diputados. Al año, esto supone un gasto de 2 millones de euros. Es decir, casi 333 millones de las antiguas pesetas.  Una multimillonaria cantidad que  no incluye los sueldos de los diputados ni las dietas que  cobran por alojamiento y manutención. Se trata de sobresueldos que los partidos institucionales justifican porque  - dicen - "les permiten mantenerse y costear todo lo que concierne al sostenimiento de sus oficinas en el Parlamento y a su acción de control al Gobierno".
     El Partido Popular afirma tener una cantidad fija de unos 600 euros, procedentes de estos fondos, para asignarla a los diputados que "que lo necesiten por su cargo o intensa actividad", mientras que el resto de grupos aseguran que no tienen establecida una cuantía estable. Todos coinciden en señalar, no obstante, que los salarios y las dietas que cobran sus "señorías" no bastan para cubrir los gastos de traslados entre islas para reunirse con "los agentes económicos y sociales".
SOBRESUELDOS QUE NO SE DEBEN JUSTIFICAR... TAMPOCO EN CABILDOS Y AYUNTAMIENTOS
    Los grupos políticos canarios aseguran que "cumplen a rajatabla" el control interno del destino de esta partida. La realidad es, no obstante, que los diputados no tienen obligación alguna de presentar sus facturas ante ningún órgano fiscalizador interno o externo del Parlamento autonómico.
    Pero los diputados regionales no son los únicos que pueden disponer libérrimamente de los recursos públicos que ellos mismos se asignan haciendo uso de su capacidad para legislar. La misma falta de control se reproduce en los ayuntamientos y cabildos insulares. Los grupos políticos con presencia en estas instituciones reciben también una asignación mensual cuyo gasto no está fiscalizado por ningún órgano independiente.
  “No hay ninguna obligación de justificar nada” - reconocía un político, desde el anonimato, a un diario local de grancanaria. Según otro dirigente político - cuyo nombre fue igualmente omitido por este periódico  - “esto es como la mili el valor se te supone y, si haces mal uso de ello, allá tú y, si haces mal uso y el pleno se entera pues tiene la facultad de pedirte la justificación de la asignación cuando quiera”.
    Son muy pocos, sin embargo, los que a estas alturas conceden esa presunción de honradez a una casta que, día sí día también, da muestras palpables de que los múltiples casos de corrupción que llegan a destaparse en sus filas son un mero reflejo de la misma esencia de un sistema hoy justamente desprestigiado ante los ojos de la mayoría de la población.   

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