domingo, 21 de abril de 2013

EL VERDADERO TERRORISMO ES EL DESAHUCIO Y EL SAQUEO



Artículos de Opinión | Francisco González Tejera | 20-04-2013 |
Pringados hasta el cuello en múltiples escándalos de financiación ilegal y sobresueldos ya conocidos en cada rincón del planeta, manchados del sudor y la sangre de todas las personas que se suicidan por no aguantar más la presión de un sistema asesino, de un régimen decadente y cruel al servicio exclusivo de las grandes fortunas, de una casta política sin vergüenza que machaca derechos constitucionales, hundiendo en la miseria a millones de ciudadanos y ciudadanas víctimas de sus políticas inhumanas.
Estos mismos que apoyan el terrorismo financiero internacional, que participan en ilegales guerras imperialistas y genocidas, acusan ahora a personas honradas de ser violentas y tener vínculos con ETA. Agotan el escaso rédito ciudadano que les quedaba, tratando de criminalizar a un movimiento reconocido internacionalmente como la PAH, un colectivo de gente luchadora que se enfrenta al sistema y a su aparato represor para evitar los desahucios de personas humildes, para que familias enteras no sean desalojadas de sus viviendas y condenadas a la indigencia.
El PP a través de su impresentable y antidemocrática Delegada del Gobierno en Madrid, Cristina Cifuentes, comenzó esta semana santa su “escrache” particular, acusando a STOP Desahucios de vínculos con la lucha armada. Esta muñeca teñida de la oligarquía española, lanzó la piedra envenenada de las acusaciones incriminatorias, para al día siguiente ser respaldada por la dirección de su sobrecogido partido, en una huida hacia adelante sin precedentes en la presunta democracia de un país destrozado, arruinado por un gobierno que ya nadie quiere, ni siquiera los que lo votaron y le dieron la mayoría absoluta.
Siguen mintiendo en todo y tratando de manipular a la sufrida ciudadanía, colocando a una organización pacifista en el filo de la navaja del terrorismo, con las consecuencias negativas que todo esto puede conllevar, como futuras ilegalizaciones, persecución y represión policial a sus activistas.
Los que hemos sufrido este tipo de represalias sabemos muy bien cómo se las gastan los esbirros del poder, como son capaces de todo para anular y desprestigiar a los movimientos populares, meter el miedo en el cuerpo a personas que luchan desinteresadamente por una sociedad mejor. Sus métodos son los mismos de siempre y no han cambiado el modus operandi desde la dictadura franquista. La única diferencia es que todavía no te meten un tiro en la nuca, sino que utilizan otras formas más sutiles promovidas por sus voceros alitosicos, por los medios de comunicación al servicio del régimen del recorte, la pobreza y el hambre.
Resulta llamativo como en un país donde los abundantes escándalos de corrupción política y empresarial son la tónica general, utilizan las denuncias para tratar de parar y amedrentar a organizaciones que defienden derechos ciudadanos legítimos, movilizan a su guardia pretoriana de los cuerpos represivos para aplacar cualquier contestación al genocidio social, a la masacre ciudadana que están generando con sus vergonzosas políticas.
Este espectáculo bochornoso encabezado por un partido inundado de mierda, avergüenza a millones de personas honradas, a los hijos y las hijas de las familias desahuciadas, a la gente desempleada que han dejado sin prestación, a los jubilados y jubiladas que tienen que pagarse sus costosas medicinas, a los inmigrantes sin asistencia sanitaria, a los enfermos crónicos que tienen que pagar de sus bolsillos las ambulancias, a los cientos de miles de empleados y empleadas públicas despedidas a través de una Reforma Laboral terrorista, aprobada por los mismos que ahora denuncian a un movimiento social ejemplar.
Algunos de los que denuncian que se sienten perseguidos por colectivos violentos, han coqueteado en el pasado e incluso en la actualidad, con organizaciones próximas al terrorismo de la ultraderecha falangista, responsable del asesinato, la desaparición y la tortura de más 300.000 republicanos y republicanas en todo el estado español. A pesar de estos datos estremecedores, denunciados en tribunales internacionales de derechos humanos, desde el PP mantienen en sus ayuntamientos las calles de los asesinos fascistas y todavía no han condenado el franquismo, debido a que muchos de sus compromisarios son descendientes directos y fueron estrechos colaboradores de la dictadura.
En cambio ahora se molestan porque les afean la conducta públicamente y acusan de terroristas a personas honestas de la PAH ¿Dónde está el verdadero terrorismo: en las movilizaciones pacíficas o en las políticas caciquiles y cercenadoras de derechos?
Todavía no se ha suicidado ningún diputado o senadora de este gobierno, siguen ganando millones y enriqueciéndose ellos y su prole entre sueldazos, privatizaciones y otros negocios vinculados al poder, mientras cada día aumenta el número de suicidios de personas desesperadas, que no aguantan más los recortes y las presiones de una banca usurera y mafiosa, que no ven salida a todo este dolor generado por este sistema criminal y sus cómplices de los gobiernos del capital.
Ahora en el PP pretenden dar lastima, convertirse en víctimas como en la época de los atentados de ETA, poner caras de corderitos ante el matadero en sus ruedas de prensa, de pobrecitos politiquillos humildes acosados, vilipendiados, insultados por personas víctimas de la ilegalidad de la Ley hipotecaria, que ellos mismos pactaron con lobbies bancarios y financieros en contra del interés general de la ciudadanía, un montaje lucrativo perfecto que está costando un buen número de vidas humanas, junto con el sufrimiento, el esclavismo de por vida con la banca, la enfermedad, la ruina, la masacre familiar, una condena perpetua para financiar los delitos de la delincuencia financiera.
Algunas diputadas de este partido del gobierno han utilizado a sus hijos como escudos, para protegerse y dar penita mientras criminalizan a los movimientos sociales, cuando lo que deberían hacer es explicarles porqué la gente en la calle les llama lo que les llama y les insultan denunciando sus prácticas caciquiles. Quizá no lo hagan porque tengan miedo de que alguno de sus vástagos les salga honrado, que se cuestione, que les eche algún día en cara todo el dolor que están generando entre millones de personas humildes.
El ser cómplices del expolio de un país no puede salir gratis y las acciones terroristas que llevan a cabo las entidades financieras tampoco. Algún precio hay que pagar por hacerse multimillonarios en pocos años de gobierno, privatizaciones, sobresueldos y pelotazos. Los insultos en la calle, los "escraches", la indignación ciudadana, las movilizaciones sociales, son el costo de la codicia sin límites, del hundimiento de un país para beneficio de unos pocos.

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