Artículos de
Opinión | Marco Antonio Moreno – Consejo Científico de ATTAC España |
09-06-2013 |
Desde el
estallido de la crisis financiera el año 2008, Estados Unidos ha
multiplicado por cuatro su base monetaria (de 870 mil millones de
dólares a 3,04 billones de dólares) en lo que ha sido la mayor burbuja de
activos para reactivar la economía de los últimos 100 años. Como se aprecia en
la gráfica, este fenómeno adquiere dimensiones monstruosas y pese al descomunal
volumen de dinero inyectado a la vena del sistema financiero, la economía no
logra un despegue significativo y el desempleo aún orbita en los niveles del
7,8 por ciento.
Evolución de
la base monetaria en Estados Unidos 1918-2013
Si
consideramos que Japón y el Banco Central Europeo han desarrollado despliegues
monetarios de intensidad muy similar a los de la Reserva Federal, podemos
concluir el absoluto fracaso de las políticas monetarias y de toda
la doctrina monetarista que se arrojaba el dominio del ciclo económico. Esto
también refleja el fracaso de los planes de austeridad, cuya receta planteaba
que la reducción del gasto público incentivaría la inversión y el consumo
privados. Nada de eso ocurrió.
Las
políticas monetarias no han logrado contrarrestrar la virulencia de esta crisis
y atendiendo a las magnitudes de sus volúmenes (y a que no ha habido un
correlato paralelo en términos de inflación) podemos advertir que nos
hallamos en un estancamiento profundo y que la recesión que sufre Europa muy
bien se puede propagar a China, Estados Unidos y el resto del mundo, por la vía
de la desaceleración económica. Ya China ha experimentado un declive, al
igual que Brasil y el conjunto de países latinoamericanos.
Ninguna de
las recetas monetaristas ha funcionado. Ni la austeridad, ni la flexibilización
cuantitativa, ni mantener las tasas de interés cercanas al cero por ciento.
Pese a las masivas inyecciones de miles de millones de euros (y dólares) en el
sistema financiero, los bancos, sobreapalancados y con balances deficitarios,
se niegan a prestar dinero y a potenciar el músculo económico. Nadie quiere
correr nuevos riesgos dado que en la historia reciente se abusó de todos los
riesgos posibles que podía correr el sistema financiero. Y se abusó en exceso.
Por eso que
la economía no logra reactivarse y el mandato de la Troika que obliga a la
reducción del gasto público tiene a los gobiernos con las manos atadas. De ahí
que los datos de desempleo entregados la semana
pasada, no dejan de dar vergüenza: 12,2 por ciento para toda la UE y 26,8 para
España. Cifras que sin duda seguirán ampliándose en el transcurso de este año y
el próximo dada la incompetencia absoluta de la dirigencia europea que comanda
frau Angela Merkel, sin duda la persona que más ha profundizado la crisis por
el afán de defender a la banca alemana. Sabido es que el Deutsche Bank es uno
de los más comprometidos con los activos tóxicos y los préstamos basura.
De ahí que
ahora los banqueros centrales piensen en democratizar la entrega de dinero y
perfeccionar el uso del helicóptero, de tal forma que el dinero llegue a las
pequeñas y micro empresas que son las que realmente mueven la economía. De esta
misma manera, nada de malo habría en permitir a los gobiernos aplicar un
estímulo real, con proyectos de inversión que tengan rentabilidad en el largo
plazo, como las energías limpias y renovables.
Ahora que la
banca privada está completamente quebrada, muchos proponen terminar con este sistema bancario
que se excede en riesgos y abusos incontrolables que obligan al masivo rescate
público. La idea es que la creación de dinero (hoy de atribución plenamente
privada) pase a tener un origen exclusivamente público que no genere intereses
hacia los dueños del sistema. Sin duda que en la próxima reunión del grupo Bildelberg (al cual este año asistirá
una nutrida delegación hispana) se estudiarán las formas de abortar esta idea.
Sin embargo, una banca pública que deje de generar intereses hacia la clase
dominante, y que a su vez ayude a eliminar la deuda pública, sería un rotundo
cambio estructural para superar esta crisis y ayudar a evitar la próxima.
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