Artículos de Opinión | Rosa María Artal | 28-07-2013 |
Los presidentes de RENFE y Adif culpan
al maquinista del accidente. Desde sus jugosos sueldos y altos
pluses ¿de responsabilidad? Expertos todos a estas alturas en sistemas de seguridad de los trenes,
sabemos ya que en la peligrosa curva de A Grandeira – construida con un
pronunciado giro para “ahorrar”- no había un sistema seguro de frenado
automático y todo dependía del maquinista, del único maquinista en el tren. Es
clamoroso que algo falla ahí.
Algo
falla y clama estrepitosamente para un balance de víctimas tan desmesurado
propio –insisto- del tercer mundo, o… de las privatizadas líneas ferroviarias
británicas. No por casualidad.
Tampoco
es de recibo que sea la policía quien detenta a José Garzón sin orden judicial.
Ni que el Ministerio del Interior –en la más pura línea Rajoy cuando declaró el
13 de Marzo de 2004, en jornada de reflexión: “tengo la convicción moral de que
ha sido ETA”- asegure que “indicios racionales” justifican la
detención del maquinista. Este señor ha de responder ante un juez,
repito. Al menos en democracia.
¿Han
pensado también en si hay “indicios racionales” para su detención de los
presidentes de RENFE y Adif? ¿Y de políticos e ingenieros que planificaron ese
trazado y esos sistemas de seguridad?
Las
alimañas carroñeras de gran parte de la prensa ya tienen también un culpable. Y
probablemente José Garzón sí tiene parte de culpa, pero no toda, ni cobra sin
duda por tan alta responsabilidad. Resultó herido, cargará en su conciencia de
por vida con los numerosos muertos y heridos del accidente, con el dolor de sus
familiares y amigos. Este tratamiento me parece no solo injusto, sino inhumano.
E influye en la opinión pública. En ésa capaz de volcarse en las catástrofes pero
también de pedir la cabeza del más débil para acabar pronto con la angustia.
Esperen
que hable el juez y –esperemos- que sea una persona no contaminada, ni
presionada. Y vayamos a por todas las responsabilidades que son muchas. Y de
eso, en estos momentos, yo al menos no tengo ninguna duda.
Viví
y conté con datos muy relevantes -diría que definitivos porque el maquinista
que nos mostró en imagen las medidas de seguridad fue sancionado y suspendido-
el accidente del metro de Valencia en Informe Semanal. No pasó nada. Tenían un
culpable. Y muerto para que no pudiera decir ni mú. Es decir, este caso es aún
más flagrante.
*Paco
Altemir, Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos, -.y persona comprometida
donde las haya- lleva clamando varios días sobre este asunto con comentarios
como éste que me parece oportuno incluir:
“Creo
que la ministra y los presidentes de Renfe y ADIF están linchando al maquinista
a priori. Es inadmisible tratándose de personas tan relevantes a las que habría
que exigir no ser lenguaraces y ser más cautos y prudentes como deberían
haberlo sido no interrumpiendo el ERTMS a pocos kilómetros del final. Es
evidente que había una velocidad inadecuada como es también evidente la
existencia de una curva peligrosa al final de una recta.
Los
accidentes pasan por un cúmulo de circunstancias lo que tienen que hacer los
técnicos y políticos es: “Ver, prever y proveer” como decía Augusto Compte. Ni
han visto ni previsto el peligro y por tanto no han instalado el sistema
adecuado hasta el final del trayecto. Aunque soy ingeniero de caminos jubilado
hace muchos años todavía conservo algo de la sustancia que me inocularon en mis
años mozos. Hay que saber resistir las presiones de los superiores para no
escatimar en seguridad, hay que aplicar el “principio de precaución” cuando los
daños sean incalculables. El ahorro de la instalación del ERTMS hasta el final
del trayecto es el chocolate del loro.
Por
otra parte observo que la supuesta línea actual de “Alta Velocidad” es un
“collage” con retazos de la antigua línea convencional y otra de nueva planta.
Es una auténtica “chapuza” pero las ganas de inaugurar obras, cortar cintas y
salir en las fotos es consustancial a la democracia corrupta que padecemos. De
esos polvos, vienen estos lodos. ¡Qué fácil es echar la culpa al maquinista!
¿Es que esos presidentes de pitiminí piensan que todos los españoles no
pensamos y somos idiotas?
Recuerdo
que cuando estudiaba en los lejanos años 50 del siglo pasado aprendimos que en
la cabina de los conductores del Metro de Madrid existía lo que llamaban el
“pedal del muerto”. El conductor tenía que pisarlo continuamente. En caso de
enfermar o que le diese un infarto el convoy se detenía al dejar de pisar el
pedal. Era un sistema rupestre pero efectivo.
Por
favor Señoría no se deje influir por declaraciones interesadas”.
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