sábado, 27 de julio de 2013

RECLUTAS FORZOSOS EN LA GUERRA CIVIL



Ni el ejército franquista ni el republicano estuvieron compuestos solo de voluntarios
La contienda se libró, en ambos bandos, con tropas obligadas a luchar


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Matthews repasa la vida cotidiana de unos soldados. / Agustí Centelles

 Parece una verdad de Perogrullo pero a veces se olvida: la guerra civil española de 1936-1939 fue, ante todo, una contienda militar librada por soldados armados. Y, sin embargo, su faceta militar es una de las menos cultivadas por la historiografía especializada. Tanto es así que, en el último cómputo bibliométrico realizado con ocasión del 60 aniversario del inicio del conflicto en 1996, menos del 13% de los libros y artículos publicados en todo el mundo sobre la guerra española tenían que ver con su faceta militar: un porcentaje a mucha distancia del representado por las obras testimoniales (en torno al 20%) o de los trabajos sobre sus dimensiones culturales (algo menos del 20%), políticas (el 19,5%) o internacionales (el 19,4%).
Cierto es que en las últimas décadas esas carencias han sido compensadas por la aparición de grandes trabajos sobre este campo debidos a básicamente a autores españoles (Gabriel Cardona, Jorge Martínez Reverte, Carlos Engel, entre otros) y algunos extranjeros (Michael Alpert, Anthony Beevor, etc.).
El libro publicado por James Matthews es una brillante contribución a esa literatura militar de la guerra civil que adopta un prisma novedoso y demuestra la capacidad de la historiografía para replantear viejos temas bajo nuevas perspectivas. No en vano, está en abierto contraste con la literatura previa que solía concentrarse en los aspectos organizativos (como Ramón Salas Larrazábal en su estudio canónico sobre el Ejército Popular de la República) o en las campañas militares (como hizo José Manuel Martínez Bande en sus minuciosas monografías sobre cada batalla).
Matthews, a tono con los últimos trabajos en este campo, adopta una perspectiva a ras de suelo que focaliza su atención en el combatiente singular y su experiencia bélica cotidiana. De hecho, su obra estudia la guerra desde la perspectiva de los reclutas obligados a prestar servicio militar en las filas del ejército republicano y del ejército franquista porque no tuvieron otra opción que la de acudir al llamamiento a las armas o ser perseguidos por desertores. Y lo hace tomando como eje las tropas movilizadas por ambos bandos en el frente central: el Ejército del Centro republicano (cuyo ámbito de operaciones incluía Madrid, Ciudad Real, Cuenca y Guadalajara) y el Ejército del Centro franquista (que se extendía por Salamanca, Burgos y Valladolid, además del Madrid ocupado).
La obra estudia la guerra desde la perspectiva de los reclutas obligados a prestar servicio militar porque no tuvieron otra opciónque la de acudir al llamamiento o ser perseguidos
por desertores
La obra se estructura en seis capítulos bien trabados que abordan sucesivamente varias facetas del asunto: 1º) Las formas de reclutamiento militar tradicionales en España (las quintas que movilizaban a los mozos al cumplir 21 años). 2º) Los mecanismos de movilización forzosa impuestos tras el estallido de la guerra (el bando insurgente de inmediato y sin reservas; el republicano más tarde y con menos entusiasmo debido al antimilitarismo miliciano). 3º) Los mitos y estrategias desplegados para sostener la moral de combate de los reclutas (el bando franquista apelando al combate “por Dios y por España”; el bando republicano dividido entre la defensa de la democracia parlamentaria o la defensa de la revolución social). 4º) La experiencia de la vida cotidiana de unos soldados que estaban menos preocupados por esas grandes ideas que por otros motivos más prosaicos: el riesgo que corrían sus vidas, la calidad de la comida, el azote de los piojos, la sed, el frío o el calor, la frecuencia de sus permisos o el bienestar de sus familias. 5º) Las formas de implantación de una disciplina militar sobre una masa humana joven y poco dispuesta hacia ella (con un éxito franquista muy superior al republicano en estas lides). Y 6º) Los episodios poco conocidos de deserción, defección a favor del enemigo o automutilamiento para evitar la recluta, que fueron fenómenos mucho más comunes y generalizados de lo que estimaba la historiografía hasta el presente.
Un trabajo de esta enjundia se presta a muchas lecturas y ofrece amplio campo para varias conclusiones. Pero quizá lo más interesante de la obra resida en su reiterado énfasis en un aspecto poco reseñado con anterioridad: la contienda civil se libró con tropas reclutadas de manera forzada y bajo estrecha vigilancia disciplinaria porque, en esencia, la movilización de voluntarios para librar la guerra en ambos bandos no cubría sus demandas. Según las estimaciones de Matthews, en los primeros meses de la guerra, los jóvenes y no tan jóvenes que se aprestaron a tomar las armas de manera voluntaria pudieron llegar a constituir unos 120.000 milicianos y soldados en la zona republicana y otros 100.000 combatientes voluntarios en la zona franquista. Pero la guerra no podía librarse con tan pocos hombres en armas y hubo que recurrir a la movilización forzosa de varones entre 18 y 45 años para mantener las operaciones: la República llegó a movilizar a 1,7 millones de hombres en 28 reemplazos, mientras que sus enemigos movilizaban a 1,2 millones de hombres en 15 reemplazos.
La República llegó a movilizar a 1,7 millones de hombres en 28 reemplazos, mientras que sus enemigos movilizaban a 1,2 millones de hombres en 15 reemplazos
Si hubiera que poner un pequeño reparo al estudio de James Matthews sería de este tenor: sus tesis podrían haber sido mejor apuntaladas si hubiera prestado más atención a la historiografía reciente española que está transitando esa misma vía de estudios militares centrados en el sujeto histórico de carne y hueso. No en vano, se echa de menos en el trabajo referencias a obras de la calidad de las siguientes: el sugerente catálogo de Pascual Marzal y Salvador Albiñana de la magna exposición 1936-1939. Vidas de Soldado (Valencia, Universidad de Valencia, 2006) y la encomiable monografía de José Hinojosa Durán titulada Tropas en un frente olvidado. El Ejército Republicano en Extremadura (Badajoz, Diputación de Badajoz, 2009). Aunque son detalles que no aciertan a eclipsar la valía de un trabajo felizmente puesto a disposición de los lectores españoles.
Soldados a la fuerza. Reclutamiento obligatorio durante la guerra civil, 1936-1939. James Matthews. Traducción de Hugo García Fernández. Alianza. Madrid, 2013, 353 páginas. 30 euros.




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