Publicado en
2013/07/26
* Palabras de Miguel Pastrana en el acto público
anual, celebrado en el Ateneo de Madrid, el 17 de julio de 2013 y organizado
por la Coordinadora para la Memoria Histórica y Democrática de Madrid, en
Homenaje a los defensores y las defensoras de la República española en julio de
1936, y como denuncia de 74 años de impunidad del franquismo. En el acto
intervinieron la historiadora Mirta Núñez Díaz Balart, Francisco Redondo,
Maribel Alonso y la cantante Elisa Serna.
Reparación, Regeneración, República
Día 26.7.13
Miguel
Pastrana de Almeyda (UCR)
El 17 de julio pasado, se cumplían setenta y siete años, desde que comenzó
la sublevación militar que dio origen a la Guerra de España. Fue en Melilla. Se
ha dicho que allí el Golpe triunfó con facilidad. Pero fue la facilidad fruto
de coger por sorpresa a las fuerzas leales a la República, y sin armas a los
trabajadores y a las trabajadoras. En la misma noche del 17, los fascistas
fusilaron ya a 189 personas entre civiles y militares fieles a la democracia.
El 20 de julio, se abría un primer campo de concentración en Melilla. Ello
puede dar idea, tal vez, de lo fácil que les fueron las cosas a los golpistas,
y de cuánto apoyo popular tenían.
Lo cierto es, que entre el 17 y el 20 de julio de 1936, el Golpe de Estado,
como tal, fracasó, merced a la resistencia de los soldados y policías que
permanecieron dentro de la ley, y a las milicias ciudadanas que, organizadas
por los partidos políticos y sindicatos, fueron armadas a partir del día 19 por
orden del Gobierno de la República.
Hacia finales de julio, los militares fascistas no habían conseguido sus
principales objetivos. Alguno de sus jefes, incluso, tenía ya previsto el plan
para escapar de España ante la previsible derrota. Como hoy ya sabemos y los
historiadores, las historiadoras – tenemos hoy aquí a una de las mejores- han
demostrado, fue la intervención, ese mismo mes de julio, de la Alemania nazi y
la Italia de Mussolini, lo que –junto a la vulneración por parte de los
gobiernos de entonces de Inglaterra y de Francia, de los derechos
internacionales del Gobierno español- permitió a los Golpistas sostenerse. Esos
dos mismos elementos –bloqueo inglés y francés a la República española, e
intervención militar alemana e italiana contra ella- amplificados en los siguientes
tres años, acabarían dando el triunfo a los mal llamados nacionales. Un triunfo
que jamás habrían conseguido por sí mismos, en base a la Resistencia popular de
julio de 1936. ¡Esa es la Verdad, esa es la Historia! Hoy las recordamos.
La Resistencia no fue en balde. Nos permite ganar el porvenir. Porque éste
es, también, un acto de porvenir. Cuando alguien os pregunte sobre el apoyo a
la República en nuestro país, un sólo dato dadle: 1936-1939. O como contestara
un español moribundo en Rocroi, a los soldados de Luis XIV de Francia,
preguntado sobre cuántos españoles lucharon: “contad los muertos, señor”, fue
su respuesta. Eso también podríamos contestar nosotros, preguntados sobre
cuántos republicanos: “contad los muertos”; los desaparecidos, los exiliados,
los silenciados, los torturados… contadlos; contad el crimen.
Pero algunos, en algunos poderes, no quieren contar. Prefieren, está claro,
otras cuentas.
Lo más importante de este acto, yo diría es la declaración anual de la
Coordinadora para la Memoria Histórica y Democrática de Madrid. Pone cosas que
muchos de vosotros, de vosotras, ya sabéis, pero es importante tener por
escrito y recordar en todo momento. Porque, para desgracia de nuestro país,
siguen sin cumplirse.
Si yo tuviera que hacer una síntesis del documento, sería ésta: España –el
Reino de España- es un estado en el cual se incumple sistemáticamente el
derecho internacional en lo relativo a crímenes de lesa humanidad, como lo son
los crímenes franquistas.
En otras palabras, y como bien señala la convocatoria de este acto, el
franquismo –que no es otra cosa que la variante local del fascismo y del
nazismo- sigue impune después de setenta y cuatro años del final de la Guerra
de España. Esto –que es un hecho objetivo- es una aberración moral, jurídica, e
histórica. Y algo –me detendré sobre ello un poco más adelante- que explica
bastante de los males que sufre nuestro país actualmente. Por eso éste, repito,
no es sólo un acto sobre el pasado, sino también sobre el presente y el futuro.
“España es diferente”, ¿recordáis? Fue un eslogan acuñado, de manera nada
casual, por un ministro franquista de Información y Turismo. Alguien, por
cierto, responsable de haber robado a este Ateneo de la libertad, decenas
–probablemente centenares- de miles de euros en obras de arte. Alguien que
firmó la última muerte oficial por la Guerra de España, la muerte de Julián
Grimau. Digo oficial, porque –en mi opinión- las muertes posteriores –Puig
Antich, los fusilados en 1975, los obreros de Vitoria y todas las víctimas de
la llamada Transición pacífica- son muertos de la Guerra de España; muertos por
el mismo fascismo que la desencadenó. Y es uno de los padres –ese mismo
ministro de Franco- de nuestra actual Constitución. Y de un partido de Gobierno
actual. Véase cómo las piezas encajan…
“España es diferente”. Diríamos, que había que hacerla diferente con el
crimen, y mantenerla –como se mantiene- diferente con la impunidad. Pues esa es
la clave: la impunidad. Lo que estamos viendo actualmente do quiera miremos:
cultura política del franquismo, cultura de la impunidad. A quien desee
comprender mejor los tipos de cuentas que actualmente, a día de hoy, llenan las
portadas de los periódicos, yo le recomendaría el visionado de “La escopeta
nacional”, ya sabéis, aquella película de Berlanga sobre los buenos negocios
entre empresarios y ministros franquistas. Ahí está todo, en mi opinión.
La impunidad del crimen económico –que es siempre un crimen social-
cimentada, a su vez, en la impunidad del asesinato. Esa es la cadena fascista que
conduce desde el 17 de julio de 1936, hasta hoy. Hasta hoy. La Verdad, la
Justicia y la Reparación para las víctimas del franquismo –y no hablo sólo de
personas físicas- supone quebrar esa cadena de impunidad que, en diferentes
terrenos, llega hasta hoy. Y supone quebrarla –desde luego- por todos sus
eslabones. Repito: por todos sus eslabones.
A quien postergue esto para centrarse en lo inmediato, yo le diría que esto
es cuánto va antes de lo inmediato, y sin lo cual no puede resolverse de forma verdadera.
Si decimos que el precio de la barra de pan en la tienda de la esquina, y el
derecho al puesto de trabajo, a la sanidad, la educación, la cultura… está todo
relacionado -insoslayablemente relacionado- con el fin de la impunidad del
franquismo y la restitución republicana, lo decimos con plena noción de causa;
lo decimos tras un análisis –permitidme usar la palabra, por hallarnos
precisamente aquí- científico.*
Los aquí presentes sabéis las dificultades que enfrentamos para mantener
nuestra actividad, hemos debido –aún debemos- sortear muchos obstáculos. No
siempre conseguimos estar donde nos gustaría, o como nos gustaría. Es –también-
la dinámica de desvertebración social promovida desde algunos poderes que yo no
dudo en calificar de inhumanos. Y en la inhumanidad radica precisamente el
fascismo. Pero hoy estamos todos aquí, como mañana en Sol, y pasado donde sea
preciso. No importa que no estemos siempre exactamente los mismos, porque –de
alguna manera- estamos en todo. Quiero decir, que toda forma parte de lo mismo
y es la misma batalla. E importa: cada persona, cada lugar, cada actividad…
importan.
Me habréis oído decir alguna vez, pues lo creo de veras, que en estos actos
–aquí, en Sol, en el Cementerio del Este; en donde quiera los hagamos- hay más
personas, muchas más personas, de las que estamos físicamente en cada momento.
Ello, con independencia de que se llene o no a rebosar el espacio. Pero vengo a
señalar, que lo que se dice–y no sólo, como es obvio, desde un micrófono- lo
que se piensa, lo que se siente, lo que se escribe y lo que se hace, trasciende.
Va llegando antes o después a personas que no están en ese momento. Esta es,
amigos y amigas, la base del que llaman mi optimismo inconmovible: una
concepción de cómo funciona la comunicación entre las personas. Pero,
modestamente, no lo creo sólo yo, o vosotros, vosotras, sino que lo creen
también, lo saben, sobre todo, los grupos de interés inconfesable que tratan de
impedir el triunfo de nuestra justa causa. ¡Esos saben bien que nuestros actos
importan! Por ello no pierden ocasión de denigrarlos. Son los mismos que han
ido a derribar el monumento a las Brigadas Internacionales en la Ciudad
Universitaria. Saben que ese monolito –como este acto; como todos nuestros
actos- está lanzando un mensaje. Un mensaje que, desde luego, no quieren que se
oiga. Para que España siga siendo diferente; el Reino de la Impunidad. ¡Ah!,
pero el mensaje se va oyendo. No pueden impedirlo. Se filtra. Como la luz, como
la verdad. Pues eso es, precisamente.
Dicen que estos son actos de cuatro nostálgicos. Pero ya se evidencia que
somos –siempre hemos sido- más, y asusta –a esos intereses innombrables, aunque
tengan nombre- la vigencia de nuestro mensaje, su presente y futuro.
Dicen; han querido decir, en ocasiones, que a estos actos no vienen
jóvenes. Pero yo, que desde luego no me pongo a buscar, afirmo que si hay un
sólo joven –y hay más- ahí están todos los jóvenes; lo están por el proceso de
transmisión que antes he referido. Y la prueba –una de ellas- es la convocatoria
que, desde la juventud, se ha hecho para este septiembre, coincidiendo
justamente con la efeméride de los fusilamientos de 1975; la convocatoria
–digo- que los jóvenes han hecho para la Plaza de Oriente, y que han llamado,
no en vano, Jaque al Rey. Porque los jóvenes no olvidan que el Rey estaba en
1975 en ese balcón sangriento junto al dictador asesino; no olvidan que la
Monarquía fue impuesta por Franco, y que esa Jefatura de Estado vitalicia y
familiar, algo tiene que decir sobre lo que ha pasado, sobre lo que está
pasando. Alguna responsabilidad tiene.
Eso lo saben los jóvenes, y por eso digo que están aquí. ¡Siempre han
estado!
Verdad, que nosotros la sabemos, pero deseamos la sepan todos, todas, en
las escuelas, y no sólo la lista de los reyes godos. Justicia, que para ser
imparcial, debe ser Justicia primero; digna de tal nombre. Y Reparación, qué es
Restitución, es Regeneración, y es República.
Desde nuestra Primera y nuestra Segunda, ¡Viva nuestra Tercera!
Miguel Pastrana de Almeyda
Secretario Federal de Unidad Cívica por la República (UCR) y presidente de
la Agrupación Ateneísta “Juan Negrín”
Fuente: http://dedona.wordpress.com/
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