sábado, 28 de diciembre de 2013

HASTA LOS '70 Y MÁS ATRÁS

Todo parece ahondar hacia una vuelta al pasado, una vuelta hacia la dictadura. La Constitución de 1978, la Constitución del consenso político entre partidos e ideologías tan distantes como la de Santiago Carrillo y Fraga, pasando por la de Felipe González o de Suárez...
nuevatribuna.es | José Antonio Gómez Hernández | 26 Diciembre 2013 - 17:43 h.
Es famosa la frase de Buzz Lightyear del personaje de la saga Toy Story de Disney: «¡Hasta el infinito, y más allá!». Gracias a la situación política y social a la que nos está llevando el Partido Popular podemos modificarla y decir que España va «hasta los ’70 y más atrás». Desde que Mariano Rajoy ganó las elecciones en noviembre de 2011 y tomó posesión de la Presidencia del Gobierno parece que la única intención es la de destrozar todos los logros sociales y políticos que los españoles logramos tras la muerte del Caudillo Genocida. Lo vemos en todos los ámbitos: sanidad, educación, justicia, derechos de la mujer, libertades civiles de los ciudadanos. Todo lo que el pueblo español ganó lo está perdiendo gracias al gobierno ultraconservador de Mariano Rajoy. La crisis económica es la excusa, pero la crisis económica no puede ser la única causa para este retroceso. Hay algo más, y ese algo más es la ideología ultraconservadora del partido del gobierno, es la ideología que no se encuentra cómoda con los valores de la democracia, es la ideología heredera del franquismo.
Todo parece ahondar hacia una vuelta al pasado, una vuelta hacia la dictadura. La Constitución de 1978, la Constitución del consenso político entre partidos e ideologías tan distantes como la de Santiago Carrillo y Manuel Fraga, pasando por la de Felipe González o de Adolfo Suárez. Mariano Rajoy se está aprovechando de los medios que da la democracia para derogarla de facto implantando un nuevo régimen, la dictadura parlamentaria, es decir, aplicar e imponer unilateralmente modos de gobierno dictatoriales utilizando los procedimientos parlamentarios de cualquier democracia. Esto mismo se hizo en otros momentos históricos y en otros países. La democracia sirvió como trampolín para la implantación de dictaduras con gobiernos autoritarios refrendados por los votos de los miembros del parlamento.
No voy a entrar en el análisis de los pasos atrás en materias como sanidad, educación o justicia, ámbitos donde se está retrocediendo a niveles de igualdad desconocidos desde los años posteriores a la Guerra Civil. Tras la muerte de Franco y con los primeros gobiernos de Felipe González se consiguió que la sanidad pública fuera universal y gratuita para todos los españoles, tanto para los que tenían mayor capacidad económica como para los más humildes; lo mismo ocurrió con la educación, donde tenían las mismas oportunidades el hijo del dueño de un banco que el hijo de un trabajador de estudiar una carrera universitaria; lo mismo ocurrió con la justicia. Todos los españoles teníamos la posibilidad de acceder a la justicia. Nadie en España se quedaba sin reclamar justicia ante un delito o una injusticia por falta de medios económicos. Con el gobierno de Mariano Rajoy hemos vuelto a los privilegios. Los que tienen capacidad económica podrán tener educación, sanidad o justicia. Los más humildes se pueden ir olvidando de sus derechos al privatizarse su sanidad; al hacer inaccesible su educación con tasas universitarias que sólo podrán pagar los poderosos y la reducción de las becas para los más humildes hará que muchos estudiantes queden excluidos de un sistema al que tienen derecho; al acceso a una justicia igual para todos, ya que con las tasas de Gallardón sólo los que tengan dinero podrán tener acceso a aquélla.
La vuelta atrás en el tiempo o, como diría algún dirigente del PP, la desaceleración en el avance temporal, la vemos reflejada en dos medidas tomadas recientemente por los ultraconservadores: la ley de la mordaza y la reforma de la ley del aborto.
La nueva Ley de Seguridad Ciudadana es una vuelta a los tiempos en que los grises perseguían a aquellos que se atrevían a protestar durante la dictadura. Se trata del primer paso para la derogación encubierta de las libertades civiles de los ciudadanos. El Partido Popular, a través de su ministro de Interior, un hombre que tiene más aspecto de Comisario de la Dirección General de Seguridad que de ministro, ha impuesto a los españoles una Ley que amordaza estas libertades y que da impunidad a las malas praxis de las Fuerzas de Seguridad del Estado permitiendo los abusos. La Ley de la Mordaza va a imposibilitar la protesta social ante los atentados del Régimen Genovés. Quieren sumisión absoluta y el único medio que tienen es el de plantear un estado de pánico que evite que los ciudadanos salgan a la calle a protestar. Fernández Díaz lo plantea como un modo de evitar protestas violentas. Sin embargo, ¿ha habido protestas violentas desde que gobierna el PP? No. Ha habido conatos de enfrentamientos por parte de una minoría. Ha habido enfrentamientos con la Policía provocados, en algunos casos, por policías infiltrados entre los manifestantes. Quieren imponer el miedo, pero realmente quienes tienen miedo son ellos, es el poder. Felipe González, hablando de la época final del franquismo, hacía una reflexión sobre la debilidad de la oposición democrática al afirmar que tenían una sensación de que el Régimen era fuerte, pero que una visión retrospectiva daba una realidad muy diferente ya que el Régimen entraba en crisis por una simple asamblea de estudiantes en la universidad. Lo mismo parece que está ocurriendo ahora. Mariano Rajoy y su gobierno tienen miedo a los ciudadanos, mucho miedo. ¿Por qué? Yo tengo una teoría: no se han lanzado todavía hacia sus objetivos principales, que no sé cuáles son pero que me temo que van a ser muy lesivos hacia el pueblo y muy beneficiosos para las élites. Estas nuevas medidas que tomarán, unas impuestas por Bruselas —las menos—, y otras impuestas por su propia ideología no democrática —las más—, podrían provocar que el pueblo se rebelara. Ante esto, el PP quiere ponerse la venda antes que hacerse una herida.
Relacionado con lo anterior está la posible restricción o eliminación del derecho de huelga de los trabajadores. El éxito de la huelga de los empleados de la limpieza de Madrid ha abierto un camino que el PP no quiere que se abra. Los barrenderos han mostrado que la lucha obrera da resultados y esto no lo pueden permitir quienes repudian todo lo relacionado con los derechos de los trabajadores. Mariano Rajoy y su partido quieren imponer unas condiciones de precariedad laboral y salarial que hagan que los trabajadores, con tal de no perder su empleo, acepten cualquier cosa. Los barrenderos de Madrid han mostrado que no es así. Rajoy dijo que había que regular los servicios mínimos y su cumplimiento. No obstante, ¿cómo puede lucharse contra los abusos de empresarios y administraciones públicas si se imponen unos servicios mínimos del 75%? Eso sí que es un abuso y, como es injusto, es lícito que los trabajadores no cumplan dichos servicios mínimos. Rajoy quiere evitar que los trabajadores se rebelen modulando el derecho de huelga que, en el lenguaje eufemístico del PP, será una restricción del mismo o una derogación encubierta.
Rajoy, jaleado por sus mamporreros mediáticos, está creando un estado policial que amordace la protesta de los ciudadanos ante lo que va a venir que será bastante peor que lo que hemos sufrido durante los dos primeros años de gobierno ultraconservador. Rajoy es el responsable de la vuelta a la represión franquista, a las carreras de los grises y a los abusos y las palizas. Y, para rematar el paisaje, ya solo faltaban las meonas, tal y como ocurría en el franquismo. Para la represión sí hay dinero, mientras que para la protección de los ciudadanos víctimas de la crisis generada por los protegidos del PP sólo hay recortes. ¿Qué será lo próximo? ¿Instaurarán de nuevo el TOP? Con Rajoy todo es posible.
Respecto a la Reforma de la Ley del Aborto es el ejemplo más claro de la deriva hacia las posturas más fundamentalistas referidas a los derechos de la mujer que se resumen en una frase: la mujer no tiene derechos porque la Biblia así lo señala. Esta reforma redactada por los grupos Provida, por el OPUS y la Iglesia Católica ha sido presentada en un Consejo de Ministros de un país democrático. En España la mujeres ya no tendrán libertad para decidir sobre su maternidad sino que tendrán que ser tuteladas por médicos que den la aprobación para ejercer un derecho que, tras muchos años de lucha, habían logrado con los gobiernos socialistas con las ley de 1985 (Felipe González) y con la ley de plazos del gobierno de Rodríguez Zapatero, ley que está recurrida ante el Tribunal Constitucional. En España volvemos a los años en que las mujeres con dinero tenían que irse a abortar a Londres y las que no tengan capacidad económica se verán obligadas a meterse en clínicas ilegales donde no hay ningún tipo de garantía sanitaria. En España muchas mujeres morirán desangradas si quieren ejercer su derecho de elección sobre su maternidad. En España muchas mujeres morirán en partos difíciles. En España nacerán muchos niños con graves malformaciones. En España hemos vuelto a los años del nacionalcatolicismo gracias a Alberto Ruiz Gallardón, el mismo personaje que afirmó que «gobernar era sinónimo de generar dolor». En España dejamos de ser ejemplo para otras naciones para convertirnos en el ejemplo de lo que no hay que hacer. ¿Cuál será el próximo ataque a las mujeres? ¿Volverá Gallardón a implantar la figura del cabeza de familia? ¿Se volverá a criminalizar en el Código Penal el adulterio femenino? Después de esta ley del aborto todo es posible con este gobierno. ¿Sacará el Partido Popular a las mujeres del mercado laboral como solución al desempleo, tal y como sugerían desde FAES? Ese machismo de los ultraconservadores no descarta esta posibilidad. En la presentación del Anteproyecto de Ley Gallardón trató a las mujeres como incapaces y a los españoles como idiotas. Decir que la eliminación del derecho a la interrupción voluntaria del embarazo era para garantizar más libertad a las mujeres es de un cinismo que raya la desvergüenza. Es como aquellos profesores que te pegaban una colleja y te decían que era por tu bien. Te puteo pero me tienes que estar agradecido.
Pero lo más grave es la ausencia de crítica por parte de las mujeres del PP. ¿Están de acuerdo con esta limitación de sus derechos? Evidentemente, sí. Anteponen sus creencias a sus derechos, tal y como ocurría cuando las mujeres eran guiadas por sus confesores. El Anteproyecto de Reforma de la Ley del Aborto fue presentado por Gallardón flanqueado por dos mujeres que sonreían ante la gravedad de lo que el Ministro de Justicia estaba explicando en la rueda de prensa. Hoy, una mujer del PP, Cristina Cifuentes ha alzado su voz contra la Contrarreforma Trentista de Gallardón. ¿Saldrá indemne de su osadía? Ya se verán pronto las represalias.
El Partido Popular nos está llevando hacia una época que ya creíamos olvidada. Gracias al PP volvemos a los años 70 y más atrás. ¿Lo vamos a consentir? Ha llegado el tiempo de dejar de gritar para pasar a la acción porque los ciudadanos somos más y porque los ciudadanos no podemos permitir que nos roben lo que tanto nos costó conseguir. 








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