sábado, 28 de diciembre de 2013

PP: UNA SUCESIÓN INVEROSÍMIL

Antonio Avendaño / Sevilla / 28 dic 2013

Arenas y Cospedal sonríen junto a Zoido. // EFE
El alcalde de Sevilla, Juan Ignacio Zoido, fue elegido presidente del PP andaluz hace un año y medio y lleva un año y medio despidiéndose de un cargo para el que nunca debió haber sido designado y que él mismo nunca debió aceptar. Hace un año y medio que llegó y hace un año medio que esta yéndose.
Zoido, al igual que Teófila Martínez quince años atrás, nunca quiso renunciar a la alcaldía para dedicarse únicamente a dirigir el partido, pero ese cauteloso blindaje en relación con la alcaldía era a su vez la mejor garantía de su fracaso como presidente del partido. La de Zoido fue desde el principio una sucesión inverosímil y él mismo ha venido siendo desde entonces un presidente inverosímil, alguien que nunca fue visto ni por los militantes ni por la opinión pública ni por él mismo como el hombre adecuado para sacar al partido de la crisis en que quedó sumido cuando los resultados electorales de marzo de 2012 hicieron inevitable la dimisión de Javier Arenas.
Zoido nunca fue visto ni por los militantes ni por la opinión pública ni por él mismo como el hombre adecuado para sacar al partido de la crisis en que quedó sumido tras la dimisión de Arenas
La idea de promoverlo para una magistratura tan inadecuada para su perfil personal y político fue, al parecer, de la secretaria general del partido, María Dolores de Cospedal, cuyo talento político es puesto cada día más en duda por más personas dentro del partido desde hace tiempo, pero muy en particular desde que empezó a gestionar personalmente y con desastrosos resultados el caso Bárcenas. Aun así, aquella errónea decisión contó con el visto bueno del presidente del partido, Mariano Rajoy.
La pregunta a responder sería esta: ¿cómo pudieron el presidente y su mano derecha equivocarse tanto en relación con una organización como la andaluza tan absolutamente crucial para el partido? Para contrarrestar el reproche de que la elección del presidente andaluz es en realidad una decisión unilateral del presidente nacional, los dirigentes locales del partido suelen argumentar que Rajoy no toma una decisión tan importante como esa sin haber consultado antes a todos los presidentes provinciales y otras personas de relevancia de la organización. Pues bien, en el caso de Zoido, ¿a quién preguntó Rajoy?, ¿a quién preguntó Cospedal?, ¿qué respuestas obtuvieron? Seguramente esos dirigentes interpelados contestaron a sus superiores como tantas veces se contesta en política, diciendo a los jefes lo que estos querían oír: que el alcalde de Sevilla era, en efecto, una buena opción.
EL SUSTITUTO DEL SUSTITUTO  
Mariano Rajoy tiene que elegir al sustituto del sustituto, pero esta vez se lo está pensando mucho más que la anterior. Si entonces dejó la designación en manos de Cospedal, no da la impresión de que ahora vaya a hacer lo mismo. Pero la opacidad del proceso es tal que en realidad ningún dirigente en Andalucía sabe a ciencia cierta absolutamente nada de lo que se propone hacer Rajoy ni de la persona que tiene en la cabeza para poner en sus manos los destinos del partido.
El nombre que viene sonando con más fuerza por encima de todos los demás es del actual número dos y alcalde de Tomares, José Luis Sanz, pero nadie sabe con seguridad si tales sonidos son fiables. Sanz no es un hombre carismático, pero quienes le han tratado de cerca no dudan de sus cualidades políticas ni de su capacidad para liderar una organización que, él sí, conoce muy bien. Interpelado por los periodistas una y otra vez sobre el asunto, Sanz se muestra muy parco en palabras: o bien porque no sabe demasiado o bien porque no puede decir lo poco o mucho que sabe. 
En los partidos es importante que los militantes sepan claramente quién manda, y en el PP nadie lo sabe desde hace un año y medio
La última aportación informativa de Sanz fue que la decisión se tomará “después del turrón”, en alusión a las Navidades. No obstante, no aclaró si será poco, bastante o mucho tiempo después del turrón. El obstáculo, en todo caso, más importante para las aspiraciones de José Luis Sanz sigue estando en Málaga, donde su candidatura se ve con cada vez más indisimulado recelo. La urgencia del PP para nombrar líder no está tanto vinculada a una improbable convocatoria electoral como a la necesidad de que el partido disponga de un referente interno claro, alguien con autoridad para organizar a la infantería popular y disciplinar a sus cuadros dirigentes de cara a futuras confrontaciones electorales. En los partidos es importante que los militantes sepan claramente quién manda, y en el PP nadie lo sabe desde hace un año y medio.
Hasta ese momento lo hizo Javier Arenas, pero su fracaso al no obtener la mayoría absoluta cuando lo tenía todo su favor, así como sus amistades peligrosas con el extesorero encarcelado Luis Barcenas han mermado mucho su influencia interna y hasta sus posibilidades de ser de nuevo ministro. La política es un oficio cruel: Javier Arenas, que lo fue todo en el PP andaluz, va camino de no ser nada en él.
MUJERES EN LA CARRERA  
Rajoy tiene que elegir para Andalucía un líder joven, creíble, verosímil, con el talento y la energía suficientes para contrarrestar la fuerza y el empuje de la líder socialista Susana Díaz. En el PP a muchos les gustaría que ese líder fuera también una mujer. La delegada del Gobierno, Carmen Crespo, ha sido el nombre femenino más oído, pero lo cierto es que la exalcaldesa de Adra no ha sumado méritos de relevancia a lo largo de todos estos meses: del mismo modo que José Luis Sanz deja entrever claramente que él quiere ser el presidente del partido, Crespo no ha dado señales inequívocas en esa dirección. Ni tampoco ha aprovechado las muchas ocasiones que le viene dando su posición institucional privilegiada para marcar territorio y afianzar sus opciones poniendo en circulación un discurso propio, o al menos un enfoque propio y diferenciado de los grandes asuntos del debate público andaluz.
En ámbitos periodísticos y políticos se ha especulado también con el nombre de la  diputada al Congreso por Málaga y portavoz del partido en la Comisión del Pacto de Toledo, Carolina España, que podría ser la ‘tapada’ en todo ese opaco proceso. Y también se ha especulado, aunque sin mucha convicción, con el nombre de la ministra de Empleo, Fátima Báñez, aunque el mérito más importante que se le conoce hoy por hoy es el hecho de ser ministra.
Considerando los nombres que se barajan, todo parece indicar que el futuro presidente o presidenta del PP no será parlamentario andaluz, dado que la virtual candidatura del diputado y alcalde de Córdoba, José Antonio Nieto, ha ido perdiendo fuelle en los últimos meses. Y eso que ser parlamentario tampoco garantiza nada, como ha demostrado el caso Zoido. No tener escaño en las Cinco Llagas sería sin duda un problema para el futuro líder del PP, pero mucho menos de lo que lo está siendo, por ejemplo, para el nuevo coordinador de Izquierda Unida, Antonio Maíllo, pues no en vano la derecha tiene una poderosa artillería mediática capaz de compensar la falta de visibilidad parlamentaria de sus líderes, mientras que la izquierda cuenta con muy escasos apoyos que además no disponen de una potencia de fuego ni remotamente comparable a la de los medios conservadores.




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