lunes, 28 de abril de 2014

¿ERA UNA COSTUMBRE DEL REY DE JOVEN LA DE ZARANDEAR A SUS PRESIDENTES?

Pilar Urbano sostiene que el Rey y Suárez se pusieron las manos encima y se gritaron en varias ocasiones en enero y febrero de 1981. Unos años antes, ocurrió lo mismo entre Don Juan Carlos y Arias Navarro.
El Buscón | 07-04-2014
Foto:GTres - El Rey de España Juan Carlos I junto a Adolfo Suárez.
A este Buscón le llama un amigo que presume de haberse leído todo lo publicado sobre la Transición y el 23-F, y le cuenta que le ha sorprendido mucho el episodio en que, según el célebre libro de Pilar Urbano, Don Juan Carlos y Adolfo Suárez se pusieron las manos encima en enero de 1981.
“Si esto pasó como cuenta ella, no fue la primera vez. Te voy a mandar por correo electrónico una fotocopia interesante.” Dicho y hecho, este Buscón recibe al poco tiempo en su correo un archivo de imagen de las páginas de un libro con un párrafo subrayado en rojo. Se trata de la biografía del general Sabino Fernández-Campo escrita por Manuel Soriano y titulada La sombra del Rey (Temas de Hoy, 1995).
El párrafo se incluye en el relato de cómo el Rey pidió la dimisión de Carlos Arias Navarro, presidente del Gobierno al que él mismo había ratificado el año anterior, poco después de la muerte de Franco. La escena se produjo el 1 de julio de 1976 en el Palacio Real, durante una recepción de embajadores.
“Don Juan Carlos no podía entenderse con él, pero Arias se resistía a abandonar el cargo. La escena del cese del Presidente en el Palacio de Oriente fue muy violenta. Llegaron a forcejear físicamente cogiéndose de la solapa, según aseguran círculos próximos al Rey entonces.”
Al Buscón le sorprende que en un libro supuestamente tan documentado y exhaustivo como el escrito por Urbano, la autora no recoja este incidente, que no aparece sólo en la biografía de quien desempeñó los cargos de subsecretario en varios Ministerios en el Gobierno de Arias (1975-1976) y luego los de secretario y jefe de la Casa del Rey (1977-1993).
¿Se debe a que el incidente del Rey con Suárez no es tan fiable como el que tuvo con Arias? ¿A un deseo de la periodista de no gastar su revelación, que no sería, por tanto, la primera?
Pero se pueden hacer otras preguntas. De ser ciertos ambos incidentes, el joven Rey Juan Carlos tenía una mala costumbre: zarandear y amenazar a sus presidentes de Gobierno cuando le desobedecían. Y si lo hizo con los republicanos Arias y Suárez (Leopoldo Calvo-Sotelo queda excluido de esta lista porque era monárquico), ¿por qué no lo hizo con el socialista y también republicano Felipe González? ¿Es que no tuvo motivos de discusión con el presidente de Gobierno que introdujo la corrupción a gran escala en el Estado y cuyo ministro de Interior organizó los GAL? ¿Hubo sacudida de las solapas con Aznar, con el que se llevaba fatal, o el Rey, nacido en 1938, ya estaba mayor y el de Valladolid se había puesto demasiado cachas?
En la misma biografía de Fernández-Campo, se reproduce lo que Juan Carlos le dijo al socialista Gregorio Peces-Barba, presidente del Congreso, cuando firmó el decreto por el que se nombraba a Felipe González presidente del Gobierno.
“Si mi abuelo hubiera podido hacer esto con Pablo Iglesias no habríamos tenido guerra civil:”
Quizás sea una explicación de la excelente relación que mantuvieron el monarca y González durante los 14 años en que éste fue presidente.


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