19 de junio de 2014
Consumada con el beneplácito
de los considerados partidos mayoritarios, y con demostración palpable de su
origen, el del Caudillo de España por la Gracia de Dios, que nombró un sucesor
por designio divino, él era el único facultado para realizarlo gracias a la
providencia. Ahora se ha refrendado, haciéndolo no de la forma habitual que lo
hacen los monarcas actuales existentes en el mundo, se ha realizado según su
origen, el militar, remarcando que su poder viene de las armas, las que
destituyeron la República, forma de Estado elegida por sufragio universal, no
como la actual, por Decreto ley.
Todo envuelto en una polémica
sobre la abdicación de su padre, no contemplada con claridad en la Constitución
de 1978, y con las concentraciones reclamando Referéndum sobre la forma de
Estado acalladas en los medios de información, pero a su vez atacados por todos
ellos, desde “eruditos” basándose en los problemas las dos repúblicas que
existieron, sin referirse a que ambas fueron derrocadas por las armas. La 1ª en
1874 por el asalto a las Cortes del General Pavía y la 2ª en 1936 por la
sublevación fascista de Franco.
Otros “demócratas”,
consideran que para elegir República es necesario antes de saber qué tipo de
república se desea con una propuesta constitucional. República es una forma de
Estado, no una forma de gobierno y es necesario recordarles por insidiosos, que
el monarca que abdicó subió al trono de forma impuesta en 1975 y la
constitución monárquica se aprobó a finales de 1978. El Referéndum es para
acabar con aquella imposición fraudulenta impuesta por las armas y la
represión, haciendo prevalecer sobre aquellos hechos el Artículo 92 de la
Constitución de 1978, al no darse las mismas circunstancias en ambos periodos,
antes la oscuridad y miedo al terror de la Dictadura, hoy, la luz de la
tranquilidad en el ejercicio de la libertad, en definitiva acabar con “El mito
de la caverna” 1, lugar donde nos quieren mantener estos que dicen
representarnos.
Mito que han ejercido
aprobando de forma rápida y también por Decreto ley (forma dictatorial
reminiscencia del anterior régimen), e incluso aplicando la directriz de
partido con la obediencia debida en el voto, impuesta por sus dirigentes, en
lugar del libre arbitrio que toda persona puede ejercer según su conciencia en
un tema transcendental como la aprobación de la Ley de Abdicación. Dentro de un
tiempo veremos en qué empresa multinacional ejercerán algunos de esos
dirigentes, nuevos consejeros por los servicios prestados para mantener el “Statu
Quo” de los que realmente gobiernan nuestra nación, el poder financiero.
1.- Libro VII de la
República, Platón 428-347 a.n.e.
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