Fernando VII padecía macrosomía genital, siendo esta
enfermedad consecuencia de la costumbre borbónica de casarse primos con primos
para así preservar la sangre real.
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Reyes y Reinas de España | Edmundo Fayanas Escuer | 10 Diciembre 2014 - 11:33
h.
Nace el 14 de
octubre de 1784. Era hijo de Carlos IV y de María Luisa de Parma. Fue el noveno
hijo de los catorce que tuvo su madre. Creció aborreciendo a su madre y al favorito
Manuel Godoy. Tuvo una educación adecuada para lo que iba ser, el futuro rey de
España. También tuvo malas relaciones con su padre, pues no se entendían.
Físicamente era
gordo, teniendo siempre tendencia a la obesidad. Además era poco agraciado y de
salud débil. Era un fumador empedernido y comía muchísima carne, siendo su
plato favorito el cocido.
Era llano en el
trato personal, pero destaca por su astucia y con humor cruel. Sumamente
introvertido, hablaba y reía poco. Los comentarios generalizados de todos
aquellos que le conocían eran sus falacias, doblez, cobardía, y no mostraba
interés alguno por los Asuntos de Estado, que dejaba en manos de sus ministros.
Era profundamente conservador y absolutista.
Le gustaba
rodearse de gente ordinaria y vulgar. Era un espectador asiduo del mundo de los
toros. También le gustaba la música, la lectura, el teatro y tocaba
muy bien la guitarra. Una de sus principales actividades era jugar al billar,
que practicaba asiduamente con sus cercanos. Deseando agradar al Rey,
procuraban fallar y hacer que las bolas le quedasen siempre en buena posición
para que así siempre ganará. De la práctica del billar, viene la conocida frase
“Así se las ponían a Fernando VII”.
SUS
MATRIMONIOS
Fernando VII en
sus cuarenta y ocho años que vivió contrajo cuatro matrimonios. Veamos
En el año 1802,
se casó con su prima María Antonia de Nápoles, que era hija de Fernando IV de
Nápoles y María Carolina de Austria. Tuvo dos abortos y murió en 1806, sin
dejar descendencia.
Su segundo matrimonio
fue en el año 1816 con su sobrina María Isabel de Braganza, que era hija de su
hermana mayor Carlota Joaquina y de Juan IV de Portugal. Dio a luz a una hija,
que sólo vivió cuatro meses. Posteriormente quedó embarazada pero abortó y
falleció. Dicho matrimonio duró dos años.
Su tercer
matrimonio fue en el año 1819 se casa con María Josefa Amelia de Sajonia, que
tenía entonces dieciséis años mientras que Fernando VII tenía treinta y cinco.
Sus padres eran Maximiliano de Sajonia y Carolina de Borbón-Parma. No tuvieron
descendencia en los diez años de matrimonio.
Es sabido, que
Fernando VII padecía macrosomía genital, siendo esta enfermedad consecuencia de
la costumbre borbónica de casarse primos con primos para así preservar la
sangre real. El conocido escritor francés Prosper Mérimée describe el miembro
viril del rey de esta forma “tan gordo como el puño en su extremidad”. A ello
hay que unirle una gran largura de su miembro.
Según sus
crónicas, parece ser que las heridas internas que producían el miembro viril
del rey pudieran ser la causa de la muerte de sus esposas. Para intentar
solucionar este problema de deformación del miembro viril de Fernando VII
se le confeccionó un cojín con agujero que hiciera tope en medio del apogeo
sexual del rey.
Aunque el original no se ha conservado, aquí tenemos una reconstrucción de la cumbre en I+D del S. XIX español.
El propio Prosper
Mérimée describe de esta forma la noche de bodas entre Fernando VII y María
Josefa Amalia de Sajonia, que entonces tenía dieciséis años.
“Entra su
Majestad. Figúrese a un hombre gordo con aspecto de sátiro, morenísimo, con el
labio inferior colgándole. Según la dama por quien se la historia, su miembro
viril es fino como una barra de lacre en la base, y tan gordo como el puño en
su extremidad; además, tan largo como un taco de billar. Es por añadidura, el
rijoso más grosero y desvergonzado de su reino. Ante esta horrible vista, la
Reina creyó desvanecerse, y fue mucho peor cuando Su Majestad Católica comenzó
a toquetearla sin miramientos, y es que la reina se escapa de la cama y corre
por la habitación dando gritos. El Rey la persigue; pero, como ella es joven y
ágil, y el Rey es gordo, pesado y gotoso, el Monarca se caía de narices,
tropezaba con los suelos. En resumen, el rey encontró ese juego muy tonto y
montó en espantosa cólera.
Llama,
pregunta por su cuñada y por la camarera mayor, y las trata de Putains y de
Brutes con una elocuencia muy propia de él, y por último les ordena que
preparen a la Reina dejándoles un cuarto de hora para ese negocio. Luego, se
pasea, en camisa y zapatillas, por una galería fumándose un cigarro. No sé qué
demonios dijeron esas mujeres a la Reina; lo cierto es que le metieron tanto
miedo que su digestión se vio perturbada. Cuando volvió el Rey y quiso reanudar
la conversación en el punto que la había dejado, ya no encontró resistencia;
pero, a su primer esfuerzo para abrir una puerta, abrióse con toda la
naturalidad la de al lado y manchó las sábanas con un olor muy distinto al que
se espera después de una noche de bodas. Olor espantoso, pues las Reinas no
gozan de las mismas propiedades que la algalia ¿Qué habría hecho usted en lugar
del Rey? Se fue jurando y estuvo ocho días sin querer tocar a su real esposa y
de hecho nunca tuvieron hijos”.
Ante la negativa
de María Josefa Amalia de Sajonia a tener relaciones con Fernando VII, hasta al
Papa le hicieron intervenir, haciéndole mandar una carta para convencerla de
que el sexo con el monarca era necesario a los ojos de Dios. Este matrimonio
duró diez años, hasta el inició de 1829, donde murió la Reina. Nunca tuvo
descendencia.
Su cuarto y
último matrimonio fue con su sobrina María Cristina de las Dos Sicilias, que
era hija de su hermana menor María Isabel de Borbón y Francisco I de las Dos
Sicilias. Tuvieron dos hijas:
Isabel I
(1830-1904), reina de España durante veinticinco años.
Luisa Fernanda
(1832-1897), infanta de España, casada con el duque de Montpensier.
EL MOTÍN DE
ARANJUEZ
Desde muy joven,
Fernando había conspirado en contra de los reyes y de Godoy, alentado por
su preceptor. En torno al joven príncipe de Asturias se había formado un núcleo
opositor formado por miembros de la alta nobleza, heredero del antiguo partido
aragonés, que perseguía la caída de Godoy.
En este
enfrentamiento real entre padre e hijo se produce el llamado motín de Aranjuez.
Hecho este que se produce mientras se está produciendo la ocupación de las
tropa napoleónicas. Como consecuencia de dicho motín se produce la
renuncia al trono de Carlos IV y la caída de Manuel Godoy y la llegada al trono
de Fernando VII.
LA RECLUSIÓN
EN VALENCAY (1808-1813)
Tras el motín de
Aranjuez y la renuncia de Carlos IV y la consecuente caída de su valido Manuel
Godoy, hubo una gran explosión de alegría en el pueblo, a pesar de que las
tropas de Napoleón se encontraban en pleno proceso de ocupación del país.
El emperador
Napoleón hizo que Fernando VII acudiera a Bayona a una entrevista con él y
donde su padre Carlos IV se encontraba exiliado. La intención de Napoleón era
que Fernando VII renunciase a la corona española. El mariscal Mural al mando de
las tropas francesas en España tenía la orden de llevar al resto de la familia
real a Francia para así proceder a la sustitución de los Borbones por los
Bonaparte. Napoleón nombró rey de España a su hermano José, que reinaría en
España como José I desde 1808 a 1813. En este reinado fue cuando se dio la
guerra de la Independencia.
Desde Bayona,
Fernando VII fue trasladado al pueblo de Valencay, situado en el centro del
país. Sus condiciones de cautiverio no fueron severas. El Rey y su hermano
recibían clases de baile y música, podían montar a caballo y pescar. Sin
embargo a partir de septiembre de 1808, Napoleón se negó a sufragar los 400.000
francos anuales de rentas prometidas, lo que hizo que su nivel de vida fuera
más austero.
Fernando VII
pensaba que no se podía hacer nada ante el poderío de Francia, por lo
cual pretendió unir sus intereses a los de Napoleón, teniendo una actitud
servil. Así lo recuerda Napoleón desde su destierro en la isla de Santa Elena.
“No cesaba
Fernando de pedirme una esposa de mi elección: me escribía espontáneamente para
cumplimentarme siempre que yo conseguía alguna victoria; expidió proclamas a
los españoles para que se sometiesen, y reconoció a José, lo que quizás se
habrá considerado hijo de la fuerza, sin serlo; pero además me pidió su gran
banda, me ofreció a su hermano Carlos para mandar los regimientos españoles que
iban a Rusia, cosas todas que de ningún modo tenía precisión de hacer. En fin,
me instó vivamente para que le dejase ir a mi Corte de París, y si yo no me
presté a un espectáculo que hubiera llamado a atención de Europa, probando de
esta manera toda la estabilidad de mi poder, fue porque la gravedad de las
circunstancias me llamaba fuera del Imperio y mis frecuentes ausencias de la
capital no me proporcionaban ocasión”.
Napoleón hizo
publicar en Le Moniteur toda la correspondencia de Fernando VII, para que
todos, en especial los españoles, vieran su actuación. Sin embargo, Fernando
VII se apresuró a agradecer al emperador que hubiese hecho público esta
correspondencia donde le demostraba el gran amor que le profesaba.
Sin embargo, la
condición de prisionero de Napoleón creó en España el mito de Fernando el
Deseado, víctima de la tiranía de Napoleón. El Consejo de Castilla anulo el 11
de agosto de 1808 la abdicación de Bayona y el 24 de agosto proclamó rey
en ausencia de Fernando VII. Las Cortes de Cádiz que redactaron la Constitución
de 1812 no cuestionaron en ningún momento la persona del monarca y lo declararon
como único y legitimo rey de España.
Por el Tratado de
Valencay de once de diciembre de 1813, Napoleón reconoce a Fernando VII como
Rey de España. De esta forma recupera el Trono y todos los territorios y
propiedades de la Corona. Junto a esto se firmaba la paz con
Francia, y se declaraba la neutralidad española y la salida británica del país.
Dicho Tratado nunca fue ratificado por la Regencia española
EL PERIODO
ABSOLUTISTA
Fernando VII es
liberado el siete de marzo de 1814. En su regreso a España pasa por Toulouse,
Perpiñán y cruza la frontera por Figueras, siendo recibido por el general
Copons.
Las Cortes
españolas promulgaron un Decreto que decía “no se reconocerá pro libre al Rey,
ni por tanto se le prestará obediencia, hasta que en el seno del Congreso
Nacional preste el juramento prescrito en el artículo 173 de la Constitución de
1812”.
Sin embargo,
Fernando VII no siguió el camino de regreso dispuesto por la Regencia y paso
por Gerona, Tarragona, Reus, para desviarse hacia Zaragoza donde paso la Semana
Santa invitado por el general Palafox. Posteriormente siguió camino hacia
Teruel para i a Valencia, donde le esperaba el cardenal arzobispo de Toledo,
Luis de Borbón, presidente de la Regencia y que era de tendencia liberal.
En Valencia una
representación de 69 diputados absolutistas de las Cortes, dirigidos por
Bernardo Mozo de Rosales, le hace entrega del llamado “Manifiesto de los
Persas”, que propugnaba la supresión de la Constitución de 1812 y justificaban
la la restauración del Antiguo Régimen.
El general Elio,
jefe del segundo ejército se subleva y pone a disposición del Rey sus fuerzas
para recobrar sus derechos. Este es el primer pronunciamiento militar en la
historia de España. El catorce de mayo de 1814, Fernando VII promulga un
Decreto, por el que se restablece la monarquía absoluta y declara nula la
Constitución de 1812. Dicho Decreto decía:
“… Mi real
ánimo es no solamente no jurar ni acceder a dicha Constitución, ni a decreto
alguno de las Cortes…, sino el de declarar sin efecto, ahora ni en tiempo
alguno, como si no hubiesen pasado jamás tales actos y se quitasen de en medio
del tiempo, y sin obligación en mis pueblos y súbditos de cualquier clase
y condición a cumplirlos ni guardarlos”.
Fernando VII se
encontró un país devastado por seis años de guerra, pero no contó con
personajes brillantes en su gobierno, lo que originó una inestabilidad total y
un gobierno ineficiente. Fue un periodo caracterizado por la
persecución de los liberales, que contaban con amplios apoyos en el ejército,
la burguesía y la masonería.
Durante estos
seis años desapareció la prensa libre, las diputaciones y ayuntamientos
constitucionales y se cerraron Universidades. Se restableció la organización
gremial y se devolvieron las propiedades confiscadas a la Iglesia.
EL TRIENIO
LIBERAL (1820-1823)
En enero de 1820,
se subleva en Cádiz el ejército destinado a sofocar la insurrección de las
colonias americanas. Esta sublevación estaba encabezada por el general Rafael
de Riego, y poco a poco va triunfando por toda España. Fernando VII acabó
a pesar de sus reticencias jurando la Constitución de 1812, haciéndolo el diez
de marzo de 1820. Diciendo
“Marchemos
francamente, y yo el primero, por la senda constitucional”
Fue uno de los
periodos históricos más dinámicos y de progreso del país. Se tomaron medidas en
contra del absolutismo con la supresión de los señoríos y de la temida
Inquisición. En todo este periodo, no dejó de conspirar contra los liberales, y
acabando pidiendo la intervención de la Santa Alianza, que mandó un ejército
francés llamado los Cien Mil hijos de San Luis, que restablecieron la monarquía
absoluta en octubre de 1823.
Caricatura inglesa sobre el gusto taurino de Fernando VII
LA DÉCADA
OMINOSA (1823-1833)
Se restablecen
los privilegios de los señoríos y mayorazgos. Sin embargo la Inquisición no es
restablecida. Se produce una durísima represión al movimiento liberal,
acompañado de cierres de periódicos y de universidades.
Por Real
Cédula de uno de agosto de 1824, quedan prohibidas en España y las Indias las
sociedades de francmasones y otras sociedades secretas. Se empiezan a producir
levantamientos de corte más tradicionalistas y conservadores de los partidarios
del infante Carlos María Isidro, hermano de Fernando VII, en defensa de sus
derechos dinásticos y para ello cuenta también con el apoyo de un amplio sector
del clero.
Fue en esta época
donde Fernando VII fue incapaz de impedir la desaparición del Imperio español y
la mayor parte de los territorios americanos declararon la independencia. Solo
Cuba, Puerto Rico, Filipinas, las islas Marianas y La Carolinas en el océano
Pacífico permanecieron bajo el dominio de España.
LA SUCESIÓN DE
FERNANDO VII
El 31 de marzo de
1839, se promulga la Pragmática Sanción, que había sido aprobada el 30 de septiembre
de 1789.por el rey Carlos IV, pero que nunca se había hecho pública.
La Pragmática
establece, que si el Rey no tiene heredero varón, heredaría la hija mayor. Esto
significaba la exclusión como sucesor de Carlos María Isidro como futuro rey de
España. Isabel nació poco después, en consecuencia ella sería la Reina de
España.
Encontrándose muy
enfermo Fernando VII en el palacio de la Granja, consiguieron que fuera
derogada la Pragmática por medio de engaños, pero una vez restablecido en su
salud fue puesta en vigor. Esto significa que Carlos María Isidro se marcha a
Portugal y esto será el inició del problema dinástico del carlismo en nuestro
país que costo tres guerras civiles.
Fernando VII
muere en Madrid el 29 de septiembre de 1833, encontrándose enterrado en la
cripta real del monasterio del Escorial.
FERNANDO VII Y
LAS ARTES
La época de su
reinado coincide con grandes pintores como Francisco de Goya, José Madrazo o
Vicente López Portaño. Creó el Museo Real de Pinturas y convirtió el edificio
de Juan de Villanueva en el Museo del Prado.
En el año 1815,
ordenó la restauración del Observatorio Astronómico y fundó el Conservatorio de
Artes.
Fernando VII
globalmente puede considerarse un rey nefasto que impidió con su
conservadurismo cualquier atisbo de progreso económico, político y social, que
ya empezaba a darse en toda Europa, lo que ha sido una de las causas del atraso
histórico de España respecto a muchos países europeos.
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Fuente: www.nuevatribuna.es
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